Las marcas siempre buscan dar un giro inesperado a sus creaciones para alimentar esa eterna novedad con la que apelar a la atención de sus clientas. El terreno de las joyas y la bisutería es un campo completamente explorado hasta que surge esa inesperada tendencia perfecta para las que buscan salirse de la tónica. En mayo, WWD citaba el del anillo reloj como uno de los retornos más sonados de 2024. Que esta pieza ya pueda encontrarse en la tienda online de Zara o Parfois es la consolidación definitiva de su auge: se llevan pequeños accesorios que reducen su correa metalizada al tamaño de un dedo y lo coronan con una pequeña esfera en la que se puede leer la hora. “Lo realmente interesante es que no es el coleccionista de relojes o la típica comunidad obsesiva por el este accesorio quien está adoptando el reloj anillo”, sostenía Ashley Davis, directora de joyas de la plataforma Wrist Aficionado. “Es más bien un consumidor interesado en subvertir las normas de la moda, o simplemente un interesado por la novedad de tener un reloj que no sea de pulsera”.
Ese famoso dicho de que todo está inventado también se puede aplicar a esta curiosa tendencia híbrida. Porque sí, el anillo reloj no es precisamente nada nuevo, y aunque es complicado encontrar información, sus orígenes se remontan al siglo XVIII. Las casas de subastas son la mejor forma de rastrear diferentes modelos a lo largo de la historia. Desde luego, son un vestigio de las tendencias en joyas de cada época: el esmaltado y los diamantes son algunos de los detalles que incorporaban Leroy o Jaeger LeCoultre en diseños propios de principios de s. XIX o de la Belle Époque. Los anillos reloj más sencillos de encontrar en Christie’s o Sotheby’s proceden de los años 50, con esas líneas más limpias y rotundas. Opciones había, desde luego, para todos los gustos. Podían encontrarse anillos con la esfera a la vista, con distintas formas e incluso incrustados en piedras como la citrina. También simulaban anillos completos, pero al levantar su parte superior revelaban un reloj en su interior. Así lo concibieron casas como Rolex, en un anillo sello, o Le Coultre, en un anillo piramidal.
