El sensual (y atrevido) homenaje de Sydney Sweeney a los códigos de vestimenta del Hollywood más clásico
Esta edición del Festival de Venecia está dejando a su paso looks imborrables. En lo que llevamos de certamen, hemos podido ver a una Angelina Jolie referenciando a Maria Callas (figura a la que interpreta en pantalla en Maria de Pablo Larraín), a una Nicole Kidman con un escultórico Schiaparelli, y a otras figuras como las de Monica Bellucci o Cate Blanchett marcando su propio ritmo por la alfombra roja. Sin duda, están siendo unos días en los que el mundo de la moda y el del cine han vuelto a aunar fuerzas y en esta sincronía –tanto por la participación de auténticos iconos del celuloide como por lo que los estilismos nos están tratando de decir– se ha podido apreciar un gusto común: el amor y la nostalgia por el Old Hollywood.
Además de las premières, es bien sabido que dicho festival suele traer consigo otro tipo de citas, en las que los actores aprovechan para ponerse sus mejores galas y dar rienda suelta a su estilo, tal y como lo hacen también al pisar la alfombra de La Mostra. Así ha sucedido con Sydney Sweeney, que acudió anoche a una especial cena organizada por Armani Beauty (marca de la que es embajadora global desde hace unos años), en la que se convirtió en el auténtico epítome del viejo glamour hollywoodiense.
Lo hacía enfundada de un Armani Privé negro compuesto por dos partes: una falda brillante plisada que poseía dos grandes pliegues escultóricos a la altura de sus caderas y una parte superior, formada por un body transparente con sensuales bordados florales a lo largo del pecho y por unas mangas bajas que actuaban como una especie de capa ante el vestido. Y sí, a pesar de que no se trataba del mítico vestido ceñido y sin hombros en el que nos imaginamos, por ejemplo, a Rita Hayworth, el de Sweeney traía de vuelta elementos clásicos como la cola, los plisados (recordemos los vestidos más célebres de Marilyn Monroe) o el infalible uso del negro para una alfombra roja.