En lo alto de la ciudad, y frente a la imponente Catedral de San Pedro, se sitúa otro de nuestros imprescindibles: el Palacio Nuevo o Neue Residenz. Construido entre 1602 y 1703 y planeado por el arquitecto Johann Leonhard Dientzenhofer, el palacio tiene más de 40 habitaciones en las que destacan particularmente los detalles esculpidos en el estuco y los frescos de las grandes salas. Pasear por el palacio se convierte en un placer inesperado cuando accedemos a las salas de arte, con una colección que va desde los maestros medievales a la pintura barroca pasando por pintores como Hans Baldung o Lucas Cranach el viejo. Después de la visita al palacio podemos visitar la rosaleda que se sitúa a sus pies, que ofrece un descanso y un una de las mejores vistas de la ciudad desde sus balcones.
En Pommersfelden, dentro del propio distrito de Bamberg, se encuentra otra de las maravillas poco conocidas de Baviera, que se puede visitar hasta finales del mes de octubre. Esta no es otra que el Palacio de Weissenstein, construido entre 1711 y 1718. De él podemos destacar su Spiegelkabinett o sala de los espejos, o su monumental escalera, repleta de preciosos frescos y estucos. Además, contiene la colección privada de arte barroco más grande de Alemania, con obras de maestros como Rubens, Rembrandt o Durero.
Bayreuth
Hablar de Bayreuth es sinónimo de hablar de ópera, internacionalmente conocida por su festival de música clásica, que se celebra cada agosto, la ciudad cuenta con dos joyas de la arquitectura rococó de Baviera: la Ópera Magravial y el Palacio Nuevo (Neue Schloss), que junto al jardín suponen uno de los mayores atractivos de la ciudad. La ópera Magravial fue inaugurada en 1748, y contó con la colaboración de Giuseppe Galli Bibiena, el arquitecto de teatros más importante de la época. Desde 2012 forma parte de la lista del patrimonio mundial por la UNESCO y uno de los lugares obligatorios por los que pasar.
Wurzburg
Destruida casi en su totalidad después de la II Guerra Mundial, la ciudad de Wurzburg conserva sin embargo un encanto potenciado por la atmósfera animada de su gran población universitaria. Además si vamos en septiembre podemos encontrarnos con el festival de música Stramu, que cuenta con más de 400 actuaciones. Cerca del centro de la ciudad se encuentra el palacio de Wurzburg, plato fuerte de nuestra ruta y uno de los edificios más relevantes de Baviera y de Alemania, que fue declarado monumento de la humanidad en 1981. Esta joya del barroco fue creada bajo los planes de Balthasar Neumann en 1720 con el objetivo de rivalizar con los grandes palacios europeos y convertirse en la corte de los príncipes-obispos, es uno de los ejemplos más claros del lujo y el buen gusto de la arquitectura de la época.