Conocí brevemente a Delali en la cena a la que convocaron los organizadores de un recital-concierto en Kiel, al norte de Alemania. Conversamos mucho sobre su llegada al país años atrás. Estudiaba leyes y trabajaba en una organización dedicada a ayudar a mujeres africanas. Me contó que estaba separada de su esposo y que tenía dos hijos. Era una mujer joven, originaria de Togo. Era, a sus 38 años, vibrante, vital y llena de planes para su futuro. Su recuerdo ha vuelto a mí al leer sobre Rebecca Cheptegei, la atleta olímpica de 33 años de Kenia, que acaba de fallecer tras ser incendiada por su novio.
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Venezuela: Maduro y la retórica del enemigo exterior | Opinión
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