Después de intentar ejercer durante cuatro años, decidió que tenía que formarse en otros campos y descubrió cuáles eran sus habilidades, cosas en las que no estaba formada pero que se le daban bien. Su elección, estudiar marketing y comercial en el IE. “Ahí empecé a recorrer lo que ha sido mi carrera hasta el día de hoy”. Orange fue la primera empresa que descubrió su talento, después llegó Manpower y poco después, Londres: “Entendí que el inglés y los idiomas eran una habilidad absolutamente necesaria para mi generación, para poder avanzar en tu carrera”. Para dar este paso, Sierra tuvo que cerrar una empresa que había montado que ya contaba con 21 empleados. Tenía 29 años, y pasó de compañías influyentes y una breve incursión en el emprendimiento a trabajar en una zapatería. Con el inglés aprendido, circuló por varias empresas pero Google la devolvió a Madrid.
“Me consideró una candidata activa, nunca he esperado que me contacten. Siempre he sido yo la que sabía qué quería y cuál quería que fuese mi próximo paso”. Y el definitivo llegó hace once años, cuando LinkedIn abrió oficina en Madrid. “Fui la primera mujer que contrataron en España. Al principio fue duro, porque había gente que no sabía ni siquiera lo que era, ni pronunciarlo, pero el recorrido que se ha hecho ha sido muy interesante, el impacto que tiene la red, cómo la gente está entendiendo el valor que aporta… Me parece importantísimo”. 930 millones de usuarios en el mundo y más de 16 a nivel nacional avalan la red que más huella está dejando del mundo profesional. “Es un sitio donde puedes formarte, reciclarte, donde puedes dejar redes que te ayuden a escalar en puestos, donde consumir información profesional de todos los sectores de todas las industrias… Es un espacio donde puedes mostrar tu disponibilidad para aplicar a un nuevo puesto, que las compañías te conozcan y también convertirte en una voz influyente, aportar tu propuesta a valor convirtiéndote si puedes en un top voice”.
Su paso por todas estas compañías no empaña lo más importante: reconocer y volver a los orígenes. “Mi familia, como comentaba al principio, siempre ha sido muy importante y cercana, me han inculcado unos valores importantísimos. A lo largo de los años te das cuenta de que los llevas contigo, que impregnan todo lo que haces. De mi madre aprendí determinación, positivismo, energía, integridad… De mi padre, el compromiso”. Hace un par de años, su pueblo le hizo vivir uno de los momentos más bonitos al reconocerla con el Escudo de oro del municipio. Acostumbrada a dar discursos y conferencias, ese día tuvo que respirar muchas veces. “Creo que no hay mayor reconocimiento que el que te da tu pueblo, la gente que te conoce y que te quiere”. Ahora, Rosario Sierra tiene la mirada puesta en escalar en puestos de responsabilidad pero también en que se reconozca su propósito, “si lo puedes soñar y ver, llegarás donde quieras”, que las futuras generaciones entiendan que un futuro es un camino de aprendizaje continuo. “Es importantísimo no perder tu raíz, la esencia que tienes. Eso no está reñido con ambicionar, querer crecer y desarrollarte”.