Para la generación Z, Balenciaga es hoy una marca de plumíferos oversize y zapatillas feístas. Para los más mayores, una especie de sacrilegio que no se corresponde con esa alta costura experimental y quirúrgica de su fundador. La decisión en 2015 de poner al frente de la casa a Demna escoció entre los sectores más puristas de la sacrosanta moda francesa. Y aunque el tiempo le ha acabado dando el lugar de gala que le corresponde, algunas dudas siguen surgiendo en torno a su forma de tomar el relevo histórico de la maison.
El museo Victoria & Albert de Londres trazó ciertos paralelismos entre Demna y Cristóbal Balenciaga con la exposición monográfica que le dedicó hace siete años. Sin embargo, no ha sido hasta 2024 cuando ambos genios se han puesto a conversar en profundidad. El marco lo proporcionan las Jornadas Europeas de Patrimonio, que estos días invitan al público a conocer de cerca el legado cultural de todo el continente. Entre las citas imprescindibles de la agenda se encuentra The Subtleties of a Dialogue (Las sutilezas de un diálogo), la exposición efímera que ha organizado Balenciaga y que podrá visitarse entre el 21 y 22 de septiembre. La muestra indaga por primera vez de forma explícita en las analogías que se pueden encontrar entre el diseñador español más internacional y su sucesor georgiano. Y el escenario escogido para hacerlo es el número 40 de la rue de Sèvres en París, donde el conglomerado de moda Kering (hoy dueño de Balenciaga) tiene sus oficinas centrales.
Retrato de Cristóbal Balenciaga.Juan Gyenes / Cortesía de Balenciaga
Retrato de Demna.BFRND/Cortesía de Balenciaga
Entrar a la exhibición a través de la capilla del que fue el antiguo hospital Laennec ya sirve para poner el cuerpo a tono: el edificio evoca una atmósfera monacal como la que tanto se ha citado a la hora de describir el ambiente de los desfiles y los talleres de costura de Cristóbal. Las primeras piezas que se pueden ver sorprenden, casi confunden. No por la prenda escogida en sí, sino por la forma de presentarlas: en vez de apreciar un abrigo completo de lana azul marino de 1967, solamente se puede ver una parte. El diseño queda encerrado en una especie de marco que lleva la mirada a la parte superior de la misma. El efecto es completamente intencionado, ya que es la ingeniosa forma que han ideado para poner el foco en los códigos que definieron al modista vasco y la manera que tiene Demna de reinterpretarlos.
Así, cada escenografía contribuye a separar en seis temáticas las 59 siluetas que integran la muestra, todas procedentes de los extensos archivos de la firma. La primera parte está dedicada a los cuellos, ese gesto esencial del sello Balenciaga que, inspirado por el propio escote a la nuca de los kimonos (nukiemon), alargaba visualmente esta parte del cuerpo. En manos de Cristóbal las solapas también crecieron hasta proporciones majestuosas, como una capa en faya verde de 1961 que dialoga con uno de los abrigos que presentó Demna en su primera colección de Alta Costura de la casa. Ver un maniquí con un brazo atravesando un marco es el recurso a través del cual se presenta la manga, otra de las obsesiones particulares de Cristóbal. Aquí, los paralelismos acercan diseños de los años 60 y de 2021 a través de longitudes muy específicas.
Look de la Alta Costura otoño-invierno 2021 de Balenciaga.
Diseño en faya verde de Balenciaga (otoño-invierno de 1961).
De sobra conocida es la innovación a nivel de siluetas que planteó el couturier español desde los años 40, con un divorcio progresivo entre la prenda y el propio cuerpo femenino. Sin embargo, Cristóbal lo mismo subrayaba que abstraía la figura, por eso la exposición cuenta, por un lado, esa experimentación de volúmenes a la espalda que fue presentando temporada tras temporada y que resuena con eco en las prendas desdibujadas del propio Demna. En las antípodas, nunca dejó de proponer prendas entalladas que se actualizan a través de la línea ‘hourglass’(reloj de arena) que define al creativo georgiano. De hecho, esta marcadísima cintura, más exagerada todavía si cabe gracias al volumen a la cadera, es otro código del Balenciaga actual que en la muestra cobra vida a través de piezas como un traje y un abrigo de 2016 y 2018, respectivamente.