En su patente devoción por el diseño, Sabato de Sarno, director creativo de Gucci, rindió su particular tributo a un objeto icónico italiano para anunciar la fecha de su nuevo desfile. Se trataba del calendario de sobremesa de Enzo Mari, el revolucionario Timor. La ubicación, Triennale Milano, la misma que para la línea masculina hace unos meses, es un museo altamente ligado a la identidad cultural milanesa. La antesala, imágenes de la fototeca personal del propio diseñador, con prominencia de atardeceres, un momento fugaz que invita al disfrute único o compartido, pero también a la transición, a la evolución.
De todo esto –amor por la vida con la dosis justa de nostalgia– va el desfile con el que el creativo cumple su primera vuelta al sol en la casa italiana. Un intenso periplo teñido de rojo o, mejor dicho, de Gucci Rosso Ancora.
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
“I’m calling Sabato”, dice entre risas Dakota Johnson en un vídeo junto a su hermana Atherton Grace Johnson. Performa, así, un reproche al diseñador: para sentarse a pie de pasarela, a ella le ha reservado unos pantalones vaqueros, mientras que su compañera de fatigas luce un vestido de noche. Esa complicidad fraternal es precisamente la que el napolitano ha impuesto en su liderazgo. Dicen de él que es un team player, que venera a su equipo entre bambalinas, cuando nadie ve; y por eso mismo, en su aniversario en Gucci ha convocado una reunión de amigos y familia. No solo Johnson acude con su hermana, también Kirsten Dunst. El amor, en todas sus formas. Con la canción Love and Validation de Boys Noize & Kelsey Lu empieza el show.
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
También es evidente el amor que Sabato de Sarno profesa por el legado de la firma. De ahí a que, una vez más, haya actualizado clásicos, manifestaciones de la más exquisita artesanía que defiende la casa, como es el bolso Gucci Bamboo 1947. En esta colección, se presenta con su diseño original, al que se suman detalles en piel, charol y plexiglás. Otro viejo conocido, el pañuelo Flora, que propone llevar al estilo Jackie Kennedy. Es decir, a modo de pirata junto a gafas XXL.
La sastrería no es solo para el otoño. Eso parece proclamar desde la pasarela el creativo, pues entre sus sugerencias para vestir en la primavera-verano 2025 abundan abrigos y chaquetas de entretiempo que, además, revitalizan el monograma GG. A veces combinadas con pantalones, otras con faldas lápiz. Sucede lo mismo con la piel, que se persona a través de colores encendidos, como no podía ser de otra forma; y los mitones.
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Eso sí, apenas rastro de tacones: predomina el zapato plano, también en los vestidos de noche y con estampados mimetizados con el resto del look. Hacen acto de presencia el mocasín Horsebit 1953 y las sneakers, las primeras en pisar la pasarela, toda una declaración de intenciones. Por algo el título de la colección es Grandeza casual.
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Si apelamos a lo íntimo, no faltan las evocaciones lenceras, ya sea en forma de encaje o de ligeros flecos de estilo boudoir, bien en chaquetas ligeras o en vestidos de siluetas A intrincadas, desconstruidas.
También saludan desde la tarima los microshorts y las minifaldas con volúmenes, tanto que se deslizan unos 60s muy 60s. Piernas al aire. Insiste, así, en los códigos estéticos de aquella década a través de concesiones cromáticas al lima –los destellos de los atardeceres esconden grandes sorpresas–, estampados pop art o tejidos repletos de paillettes efecto espejo, dispuestos como escamas, a lo italodisco.
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Las joyas reclaman su protagonismo. A veces son parte de las prendas –como esos collares estilo gargantilla dorada de los que emergen vestidos o dispuestos a modo de broche–, otras, salen al encuentro de sus iguales y se acumulan hasta configurar un brazalete de brazaletes. Puro verano. La apuesta es clara: joyería audaz, con siluetas prominentes y depuradas, claramente inspiradas en la trama del bambú, en un dorado reluciente que –cuidado– puede llegar a deslumbrar.
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Gucci primavera-verano 2025Estrop/Getty Images
Para terminar el desfile, Sabato de Sarno se despide con la italianísima Non voglio mica la luna de Fiordaliso. Apetece reír, bailar, tocarse; ahí están las modelos Vittoria Ceretti y Mona Tougaard, en pleno carrusel, dando libre muestra de ello. Y ahí queda una colección pensada desde el disfrute por la vida para, sencillamente, eso mismo.