Algunas señales que advierten que podríamos tener boreout son:
- Sensación de vacío y desinterés en las tareas laborales.
- Tendencia a procrastinar o distraerse fácilmente.
- Cansancio o fatiga a pesar de no tener una sobrecarga de trabajo.
- Desmotivación para asistir al trabajo o realizar las tareas asignadas.
- Bajos niveles de productividad y sensación de inutilidad en el entorno laboral.
Esta condición puede estar relacionada con una variedad de factores y, aunque la psicóloga incide en que aún no existen datos científicos suficientes para determinar sus causas, sí que puede tener que ver con ciertas situaciones. “Se suele dar cuando tenemos tareas repetitivas o monótonas que no requieren habilidades desafiantes, cuando existe una falta de propósito o de impacto en las actividades que realizamos, o nos desarrollamos en ambientes laborales poco estimulantes, donde no existen oportunidades para el crecimiento personal o profesional”, arguye, y señala la subutilización de capacidades, es decir, cuando una persona tiene habilidades que no se ven reflejadas en su día a día, como otro detonante que genera una desconexión entre su potencial y el trabajo que realiza.
Se habla de que este aburrimiento crónico tiene más prevalencia en mujeres que en hombres, algo que podría estar ligado, una vez más, a un sesgo de género. “Hay estudios que muestran que los hombres ocupan más roles estratégicos, lo que hace pensar que a las mujeres se les den más roles secundarios que puedan llegar a ser más repetitivos y menos estimulantes. Otro aspecto tiene que ver con la doble carga (laboral y familiar) que muchas veces impide a las mujeres desarrollar su carrera para privilegiar su presencia y responsabilidad en la familia”, arguye Silvia dal Ben.
Consecuencias de la frustración
Aunque es un término relativamente nuevo y aún no existe literatura científica al respecto, sí que se empiezan a advertir ciertas constantes en aquellos trabajadores invadidos por la rutina y la falta de desafíos. “Me atrevo a hipotetizar que el boreout impacta tanto a nivel emocional como físico. Me espero frustración, desmotivación laboral, altos niveles de estrés y no me sorprendería si algunos estudios demostraran que contribuye a subir los niveles de ansiedad o a empeorar otras condiciones de malestar psicológico”, expone la experta de Unobravo, quien hace hincapié en que la falta de propósito y la desmotivación, puede tener un impacto significativo también a nivel social. “Las personas que experimentan estas sensaciones podrían sentir un aumento de la insatisfacción también de la vida personal y familiar, afectando el bienestar emocional y contribuyendo a generar estrés, ansiedad y frustración”.
Para la psicóloga resulta crucial que aprendamos a tomar algunas medidas para garantizar un ambiente laboral saludable. “De hecho, en España, se han implementado varios protocolos y normativas para garantizar la salud psicológica en el entorno laboral, como parte de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y los puntos claves tienen que ver con una evaluación de riesgos psicosociales, la promoción de un ambiente de trabajo saludable, así como la implementación de programas de bienestar mental y políticas de conciliación entre la vida laboral y personal”.
Para concluir, la psicóloga aconseja que, cuando nos reconozcamos en esta condición, lo mejor es empezar comunicando cómo nos sentimos y proponiendo algunos cambios. “Nadie puede leer nuestra mente o adivinar cómo estamos. Encontrar nuevas perspectivas y estrategias comunicativas impacta positivamente en cada ámbito de la vida”.