Desde que tengo este hábito que me recomendó una dermatóloga el pelo no se me parte (y se me cae menos)

El hábito de una dermatóloga para que no se parta el pelo

Por mucho que la mismísima Carrie Bradshaw odiara los scrunchies, tal y como dijo en uno de los capítulos de Sexo en Nueva York a su novio escritor –ninguna mujer de la Gran Manzana se lo pondría para salir de casa, según ella–, la realidad es que usar un coletero de tela es una de las mejores alternativas para cuidar la melena. En esta ocasión no vamos a hablar de su poder estético como accesorio de pelo, sino de sus bondades (constatadas) para que el cabello no se rompa ni se parta. Llevo tiempo escuchando a los expertos en materia capilar recomendar encarecidamente usar fundas de almohada de seda para evitar el encrespamiento (Mark Townsend, estilista de las Olsen, dixit). Y también usar coleteros de tela, preferentemente de seda o satén, para evitar la rotura capilar. Pero fue la explicación detallada y lógica de la dermatóloga Claudia Bernárdez la que me convenció de verdad. Tanto, que cada vez que iba a coger una gomita fina de las que usan mis hijas sin parar para hacerse una coleta tirante, cambiaba rápidamente de opinión y usaba un scrunchie, con menos capacidad de sujeción (puede) pero muchas más bondades para cuidar mi (debilitada) melena.

Los coleteros anchos y de tela evitan la rotura

“Los coleteros y las gomas que usamos para recoger el cabello ejercen una energía en un punto específico del pelo y si superan la capacidad de resistencia de la fibra capilar, lo fracturan. Cuanto más fino sea el coletero, esa tensión se concentra en un único punto y es más probable que rompa los pelos de alrededor que entran en contacto con la goma. Sin embargo, cuanto más ancho, el daño que va a hacer en la fibra capilar es menor”, explica la experta descartando primero las gomas finas por esa explicación basada en la física (y en la lógica). Pero volviendo a los scunchies, la doctora Bernárdez da más motivos para elegirlo. “Cuando el material de coletero es duro y elástico ejerce toda su presión contra el pelo sin suavizar esa resistencia, por lo que se daña mucho el cabello. En cambio, cuando es ancho y está cubierto de tela (especialmente seda, satén o raso), al no ser un material rugoso, no hay roce y se reparte mejor esa presión de la que hablábamos al principio”. ¿Conclusión? Cuanto más ancho (y cubierto de tela), mejor. Aunque eso suponga sacrificar la sujeción, sobre todo a la hora de hacer deporte.

Caida de pelo por tracción

Puedo prometer (y prometo) que desde que evito las gomas finas y uso coleteros de tela –aunque suponga tener que hacerme la coleta varias veces durante mi clase de Pilates– el pelo se me rompe menos. De hecho, antes en la peluquería me preguntaban con frecuencia si abusaba de las coletas porque mi cabello estaba especialmente fracturado a la altura en la que se recoge el pelo. Pero desde que uso coleteros de tela (lo siento Carrie) ya no. Y claro, todo esto tiene otra bondad colateral. Al usar este tipo de gomas que sujetan menos, se evitan los peinados tirantes y la posible caída que se puede dar por tracción. De hecho, la doctora Renita Rajan explicó a esta cabecera que «cuando hay mucha tracción es posible que no vuelva a salir el cabello en esa zona. Por eso es imprescindible prescindir de los peinados tirantes desde la infancia». Desde el grupo Pedro Jaén afirman que “si el tallo piloso se ve sometido a esta tensión excesiva de manera recurrente, el pelo se cae en las zonas de mayor tracción, generalmente las patillas, las sienes y/o la frente, ya que esta tirantez acaba dañando la estructura interna del pelo, así como la raíz folicular”. La solución más eficaz para prevenir es evitar esos peinados. Y puedo dar fe de que funciona.

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Farándula y Moda

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