Emma Palacio: piezas de cerámica muy especiales y personales
Emma Llorente Palacio (Barcelona, 1996) estudió la carrera de Diseño en BAU, el Centro Universitario de Artes y Diseño de Barcelona, donde se aventuró a probar una gran variedad de disciplinas: diseño de espacios, de moda o incluso llegó a adentrarse en la parte más gráfica. Sin embargo, fue el barro el arte que consiguió cautivar a la catalana. “Durante mis prácticas empecé a experimentar y a jugar con el material sin un objetivo claro, simplemente explorando”, cuenta. “Con el tiempo, esta práctica se afinó y descubrí que podía contar historias y crear una narrativa a través de mis piezas”. Si bien ya ha conseguido captar la atención de la Generación Z con sus proyectos, ahora ha lanzado su propia marca de cerámica. Emma Palacio acerca sus objetos a la cotidianidad, con significado y, sobre todo, utilidad, para alcanzar hogares, espacios y rutinas.
Lucca Geuna
La cerámica lleva años siendo parte de su vida, una técnica que ha aprendido de manera autodidacta, a base de prueba y error. “Mientras vivía en Países Bajos estuve en un entorno de producciones artísticas temporales y efímeras, donde se generaban muchos desechos y se malgastaban recursos”, recuerda. “Empecé a cuestionar este enfoque, especialmente por motivos de sostenibilidad y ética personal”, admite. Y así surgió la idea de crear Emma Palacio. “Sentí la necesidad de dar forma a objetos más concretos, útiles y atemporales”, explica. La idea de crear piezas que pudieran utilizarse y formar parte de la vida de alguien le resultó muy emotiva. “Quería alejarme del concepto de ‘mírame y no me toques’ que contienen muchas obras de este tipo”, confiesa. Sus creaciones son para observar, decorar, tocar y vivir.
Piezas con magia y simbología
Su nueva marca de cerámica se inspira en alegorías y símbolos. “Trabajo con lo invisible y lo intangible, busco materializar ideas que no se ven, pero están ahí”, especifica. Sus piezas de cerámica transportan esos conceptos al mundo de lo tangible. “Todas mis creaciones tienen un doble significado y están abiertas a nuevas interpretaciones, según lo que cada usuario quiera proyectar en ella”, añade. La catalana considera esencial que los objetos cuenten una historia y contengan un significado más allá de su utilidad. Solo así, según la artista, consiguen profundizar en nuestra vida material: “Nos conectan con algo que va más allá de lo superficial y nos invita a reflexionar, creando un vínculo especial con ellos”.
El mundo mágico y lo ancestral también están muy presentes en su proyecto. “Me inspira la definición de ‘magia’ del oculista británico Aleister Crowley, que hace referencia a la ciencia y el arte de hacer que un cambio ocurra en conformidad a la voluntad” (Magick in Theory and Practice, 1929)”, cuenta. “Cualquier proceso creativo y de transformación de la materia donde haya una intención detrás es un acto mágico”, alega la diseñadora.