Cuidado facial tradicional: cómo tener (y mantener) una rutina sencilla y eficaz

Vuelta a lo tradicional en el cuidado facial

Quién iba a decir que el futuro era esto en temas de cuidado facial. Que tras años de avances tecnológicos, de rutinas faciales cuyos pasos no se pueden contar con los dedos de una mano, y de creaciones de productos innovadores y nunca antes vistos (como, por ejemplo, los boosters), terminaríamos pidiendo a gritos una vuelta a la sencillez. Cuando parecía que las rutinas cosméticas terminarían por alargarse hasta límites inabarcables, de repente, nos encontramos con un retorno a lo más básico. Una vuelta a los hábitos de nuestras abuelas, pero con productos mejorados, doblemente eficaces y concebidos para simplificarnos la vida (al menos, en el cuarto de baño). A continuación, los pasos esenciales que no deberían faltar en ninguno de los casos:

#1. Desmaquillante

Antes de comenzar con la limpieza del rostro, propiamente dicha, es fundamental retirar primero el maquillaje. Y, para ello, nada mejor que utilizar un producto específico capaz de eliminar por completo cualquier tipo de residuo, incluidos aquellos resistentes al agua. Ya sea un desmaquillante en aceite, agua micelar, una leche desmaquilladora o uno en textura bálsamo, lo importante es aplicarlo según las indicaciones aconsejadas para cada producto y hacerlo siempre de manera suave, para evitar rojeces e irritaciones innecesarias.

#2. Limpiador facial

A pesar de que hay quienes siguen eligiendo la limpieza coreana en dos pasos (lo cual también es una opción estupenda), cada vez son más las mujeres que prefieren hacerse con un único producto, efectivo y polivalente, para limpiar su rostro.

#3. Tónico

Tradicionalmente concebidos para reequilibrar el pH de la piel tras su limpieza (los jabones de antaño presentaban fórmulas mucho más abrasivas que las actuales), hoy en día los tónicos han evolucionado con el mercado y tratan múltiples necesidades distintas. Disminuir la apariencia de los poros, evitar que se acumule suciedad en ellos tras su limpieza, revitalizar la piel o aportar un extra de hidratación, por ejemplo, son algunas de sus funciones principales, lo que los convierten en un básico para preparar la piel adecuadamente antes de la aplicación del tratamiento.

#4. Crema hidratante

Paso fundamental por excelencia en cualquier rutina de belleza, las nuevas fórmulas hidratantes,, eficaces, versátiles y cargadas de beneficios extras, reivindican su valía como único producto para tratar la piel del rostro. Eso sí, para que su acción resulte efectiva, es imprescindible elegir aquella que incorpore los activos adecuados a las necesidades de cada piel, ya sean antioxidantes –valiosos ingredientes para reforzar las defensas de la piel– o principios que ayuden a impulsar el funcionamiento natural cutáneo. De esta forma, además de hidratar (la clave de una piel jugosa y luminosa), su fórmula puede prevenir o retrasar la aparición de manchas, arrugas o flacidez.

#5. Contorno de ojos

La piel del contorno de ojos es mucho más fina y delicada que la del resto del rostro, por lo que, en este caso, mejor utilizar productos específicos para tratarla. Además, esta zona suele presentar problemas particulares, como las bolsas y las ojeras, que no es fácil que traten con la misma efectividad las cremas hidratantes normales. Utilizar un contorno de ojos específico para cada momento (las necesidades varían según la edad o el estilo de vida de cada una) no solo previene el envejecimiento sino que mejora, notablemente, la apariencia y la frescura de la mirada.

#6. Protector solar

El sol no solo es el principal causante del envejecimiento precoz de la piel (se calcula que es responsable del 80% del envejecimiento de la misma) sino que también puede provocar la aparición de múltiples lesiones y alteraciones. Es decir, sobran los motivos para utilizar un fotoprotector solar a diario, independientemente del tiempo que haga. Es una garantía para una piel más sana (y menos arrugada). Las últimas tecnologías, además, han logrado mejoras en la sensorialidad de las texturas y en la incorporación de beneficios añadidos.

#7. Cuerpo y cabello

Comúnmente relegados a un segundo plano, la piel del cuerpo y el cabello también necesitan una buena dosis de hidratación. Quien no les preste la atención que merecen por cuestiones de tiempo o de pereza (hay quien se satura ante la idea de usar más de tres productos al salir de
la ducha), puede decantarse por cosméticos multiusos. Limpiadoras que sirven para rostro, cuerpo y cabello, aceites hidratantes que pueden aplicarse en todas esas zonas… Las opciones son muchas, muy variadas y han terminado, por fin, con las excusas.

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Farándula y Moda

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