El exfoliante facial que se vende cada 32 segundos, un salvavidas cutáneo
Empezaré este texto contextualizándolo: hacía semanas que mi piel no atravesaba su mejor momento —el cambio de temperatura, el estrés y las hormonas estaban haciendo de las suyas— y ello se traducía en una piel apagada, deshidratada y con los poros más marcados que nunca. Teniendo en cuenta que soy una friki de la belleza de nacimiento y que nunca me acuesto sin antes cumplir a rajatabla cada paso de mi rutina de noche, ni tampoco me levanto sin inmediatamente preparar y mimar mi piel como demanda, esta insubordinación de mi cutis a mis muchos esfuerzos por mantenerlo saludable me supuso más de un rompedero de cabeza. ¿Qué hice? Lo de siempre, tirar de agenda y preguntar a quienes más saben de su cuidado.
“¿Cada cuánto tiempo utilizas un exfoliante facial?” Me preguntó mi amiga y dermatóloga de confianza, Andrea Ballesteros, cuando la llamé esperando una solución en forma de lo que yo llamo ‘cosmético milagro’. Mi respuesta: nunca o casi nunca. No por nada, simplemente hasta el momento era un paso que no había implementado en mi rutina de forma habitual. “Prueba con exfoliaciones periódicas cada dos o tres días para retirar las células muertas y hacer una especie de ‘detox’ facial. Si te va bien, puedes hacerlo diariamente”. Lo que siguió fue una charla de media hora sobre cómo iba a exfoliar mi piel con tanta asiduidad, de si ese paso no acabaría dañando la barrera cutánea, de cómo y durante cuánto tiempo debía hacerlo y de su efectividad. La conclusión y solución a todas mis dudas: Daily Microfoliant de Dermalogica, una fórmula icónica conocida como el ‘exfoliante de las celebrities’ y que personalidades como Sarah Jessica Parker, Courteney Cox u Oprah reconocieron utilizar.
“Mi consejo es exfoliar el rostro siempre por las mañanas, especialmente si por la noche has usado un retinol o algún sérum que potencie la renovación celular. La suciedad y células muertas que retiran estos productos (ya que hacen su efecto de noche, cuando se produce la renovación celular) las eliminaríamos a la mañana siguiente con un exfoliante suave tras la limpieza. Con el tiempo, si este paso te va bien, puedes añadir algún exfoliante más potente una vez a la semana según las necesidades de tu piel”, me aconsejaba, y proseguía: “Exfoliando el rostro no solo el sérum que aplicarás por la mañana se absorberá mejor, también ayudará a que la piel se vea más luminosa y, si luego piensas maquillarte, estará preparada para que la base de maquillaje se integre mejor. El resultado será el de un cutis de aspecto saludable, equilibrado y sin texturas indeseables». Con esta premisa era casi imposible no hacerle caso, y esa misma tarde corrí a por uno de esos elixires que, según la experta, marcarían un antes y un después en mi piel.
Dicho y hecho. Tras un mes utilizándolo a diario puedo afirmar que su fama es bien merecida, y no me extraña que cada 32 segundos alguien como yo acuda raudo a por sus bondades. ¿Las claves de su éxito? Su polvo exfoliante, que es a la vez un exfoliante mecánico y un suave peeling enzimático formulado con polvo de arroz. También su fórmula rica en alfahidroxiácidos —“Los AHA son muy buenos exfoliantes, tolerados por todo tipo de pieles (incluso las más sensibles) y combinan bien con los retinoides”, añadía a propósito mi dermatóloga— que se activa al contacto con el agua, liberando papaína, ácido salicílico y enzimas de arroz para eliminar las células muertas, alisar e iluminar la tez. Y, por supuesto, su combinación de hierbas como la lavanda, que elimina las impurezas sin dejar la piel tirante, o la melisa, que calma la piel sensible, o el té blanco que ayuda a equilibrar el tono desigual de la piel. En definitiva, un ‘cosmético milagro’ en toda regla que ya cuenta con otra fiel adepta en sus filas.