Al igual que las casas de Martha e Ingrid tenían que parecer habitadas, el Airbnb modernista tampoco podía «parecer un museo, así que incorporamos elementos de mediados de siglo XX e interpretaciones actuales de los mismos», explica Casado. Esto se tradujo en tumbonas personalizadas de Kettal junto a sillones Stua, una silla Womb Chair Relax de Knoll, escritorios Pierre Chareau, aparadores Pierre Chapo y sillas de Pierre Jeanneret y Jean Prouvé.
Por su parte, en el apartamento neoyorquino de Martha, el recibidor presenta una consola iraní con un espejo indio de estilo Mehraab y un paragüero de Fornasetti. En el salón, una mesa de Jean Prouvé convive con un par de sillones Bonanza de Esko Pajamies, con llamativos estampados geométricos. «A Pedro le gustan Cassina, Moroso, Utrecht y Vitra, y nosotros trabajamos a menudo con marcas como Jonathan Adler, Fritz Hansen y The Rug Company», continúa Casado. «Puedes inspirarte en diseñadores como Gio Ponti, Charlotte Perriand, Gerrit Rietveld o el grupo Memphis, pero no hace falta gastarse un dineral. Hoy en día, hay muchísimas tiendas de diseño que ofrecen piezas inspiradas en diseñadores legendarios».
Elige maderas cálidas
Los interiores del cine de Almodóvar desprenden una calidez innata que en La habitación de al lado tenía que palparse todavía más, teniendo en cuenta que se ambientaba fuera de España y que gran parte de la historia transcurre en un Airbnb algo frío y con paredes de cristal. ¿La clave? Maderas cálidas y oscuras, dice Casado, que generan una sensación acogedora.
Usa lámparas para crear ambiente
Los decorados de La habitación de al lado se llenan de diversas lámparas de Flos, Louis Poulsen, Foscarini, Venini, Casa Josephine, Mayice Studio, Sammode e incluso una lámpara Taliesin de Frank Lloyd Wright. Su objetivo, proyectar un tenue resplandor dorado que contribuya a crear esa sensación de tranquilidad y satisfacción hogareñas. Si quieres inyectar la misma calidez en tu propia casa, «piensa también en algunos apliques de pared», aconseja Casado.
Coloca obras de arte con valor sentimental
«Pedro es como una esponja: se empapa de cultura, arte, moda y música, y comparte sus nuevos intereses con su equipo, y luego nosotros tenemos que trasladarlos a sus decorados», explica la decoradora de cine. Pone como ejemplo una visita que hizo el director a una exposición de Georgia O’Keeffe: se enamoró de un cuadro en el que se ve la silueta de un árbol sobre un cielo azul y melocotón. Así que, naturalmente, una copia acabó en La habitación de al lado, en el dormitorio de Martha.
En otra estancia de la casa, se puede ver una obra azul y blanca de Louise Bourgeois bordada con las palabras: “I have been to hell and back. And let me tell you, it was wonderful” [He estado en el infierno y he vuelto. Y déjame decirte que fue maravilloso]. Se trata de una pieza que Almodóvar ya poseía: «Era perfecta para Martha, porque ha ido a la guerra y ha sobrevivido, y a pesar de todo, fue una aventura». A su lado cuelga otro objeto de la colección personal del director: una imagen de la fotógrafa española Cristina García Rodero que muestra a mujeres vestidas de luto en un funeral en Puglia. «También está relacionada con Martha, porque ha sido testigo de mucho dolor y tristeza en todo el mundo».