Cosmeticorexia: ¿autocuidado saludable o una forma más de exigencia?
Después de un día largo y estresante de trabajo, nada me gusta más que llegar a casa y dedicarme unos minutos de atención exclusiva. Una ducha relajante en la que nunca faltan ingredientes de aromaterapia, seguida de una buena rutina facial que alargo según tenga el ánimo y el tiempo. Honestamente, conectar con mi cuerpo me devuelve al aquí y al ahora y me ayuda a relativizar cualquier situación que haya vivido durante esa jornada, y es por eso que intento priorizarla. Pero hace unos días, sometí mi momento hedonista a examen tras escuchar a un grupo de mujeres hablar sobre el falso autocuidado y lo fácil que es perdernos por el camino y convertir algo que nos da placer, en una fuente más de exigencia y agobio.
Es así como supe que en los últimos años ha habido un crecimiento considerable del sector cosmético, sobre todo a raíz de la pandemia. Según datos de Statista los productos de cuidado de la piel representan más de un 34% de las ventas de la industria cosmética en el mundo, lo que deja claro el creciente interés que despierta el #skincare, con cerca de 18 millones de publicaciones en TikTok y un nuevo término sobrevolando nuestras obsesiones: cosmeticorexia
Esta adicción a los productos cosméticos y activos antienvejecimiento, no sólo afecta al bolsillo, también puede ocasionar serios problemas en la piel al no tener la asesoría adecuada, como explica Arkaitz Felices, cosmetólogo y director de REVIDERM España: “La piel es el órgano vivo más extenso y complejo del cuerpo humano, con funciones vitales que van más allá de ser una simple barrera protectora. Debido a su complejidad y a las necesidades únicas de cada individuo, es fundamental contar con el asesoramiento de profesionales especializados antes de adquirir productos para su cuidado. Dermatólogos, médicos estéticos y terapeutas de la piel, dedican años a estudiar cómo funciona y cómo interactúa con diversos ingredientes y formulaciones”, y destaca lo fácil que es elegir productos inapropiados que pueden alterar el equilibrio natural de la piel.
Nuria Aluart, beauty expert fundadora de mumona.com, comparte la filosofía de su marca y su preocupación por la cosmeticorexia , especialmente en lo que a los jóvenes se refiere. “Nuestro lema es ‘Somos Cultura Cosmética’, porque nuestra misión va más allá de vender productos. A diferencia de lo que podría esperarse de una tienda online convencional, trabajamos para educar al consumidor, ayudándole a comprar y utilizar cosméticos de forma consciente y basada en sus necesidades reales, más allá de modas o tendencias pasajeras”. Confiesa que lleva tiempo observando ciertos comportamientos que pueden calificarse como obsesivo-compulsivos hacia determinados productos o marcas cosméticas. “Muchas personas leen o ven recomendaciones de figuras de referencia y sienten un deseo casi inmediato de adquirir esos productos”, aunque reconoce que hasta ella se acercan muchos que se toman un momento para reflexionar y preguntarles, “¿esto es bueno para mí?”.
Además de la compra por imitación, Felices tiene identificados a esos consumidores que creen erróneamente que usar más productos, con mayores concentraciones de activos o de mayor potencia, proporcionará resultados mejores y más rápidos. “Esta mentalidad de ‘más es mejor’ puede llevar a prácticas perjudiciales, como sobrecargar la piel con productos que cumplen la misma función o ingredientes demasiado agresivos para el tipo de piel”.