La boda en Málaga de Chito y Álvaro
A Álvaro y Chito, malagueño y gaditana, los unió Madrid hace más de cuatro años. «Nos conocimos por amigos en común hace más tiempo, pero fue al principio de la pandemia, estando Álvaro trabajando en Madrid en un fondo de inversión y yo como médico de familia también allí cuando empezamos nuestro noviazgo. Desde casi el principio, hemos mantenido una relación a distancia en la que Álvaro ha vivido en Londres y yo en Madrid. Sin embargo, cuando en una relación a distancia el mayor problema es echarse de menos y todo lo demás está en orden y funciona, merece la pena lucharlo», cuenta Chito, la novia de esta historia. “Haber sido amigos antes que amantes y empezar una relación relajada, lejos de pretensiones y planes cuadriculados, fue creo que el éxito de nuestro noviazgo”, añade.
Tal fue el éxito que terminaron casándose el pasado 19 de octubre de 2024. “Viajamos a México para la boda de unos amigos. Estando en Puerto Escondido, al principio del viaje, tumbados en una hamaca colgante en la cabaña del hotel, me puso una cajita encima. La abrí y allí estaba el anillo. Él tenía un boli en la mano que en ese momento no me llamó la atención, pero el sentido que tenía es que llevaba una cámara oculta incorporada con lo que pudo grabar el momento”, recuerda la novia.
Hafner Studio
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Así fue cómo surgió la boda en Málaga de Chito y Álvaro. “Cuando decidimos casarnos, si por fechas hubiera cuadrado en verano, el lugar elegido habría sido sin duda Tarifa, nuestro sitio, donde nos escapamos cada vez que tenemos unos días libres ya sea invierno o verano y donde yo desde pequeña he hecho mucha vida con mi familia habiendo crecido en Algeciras, a escasos veinte minutos”, cuenta Chito. Sin embargo, el lugar elegido acabó siendo otro. Se casaron de manera religiosa en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced y celebraron el convite en El Molino del Duque, un antiguo molino de harina construido a principios del siglo VIII. “Cuando me puse en búsqueda de fincas en las que celebrar nuestra boda a lo largo de toda la Costa del Sol, desde Málaga hasta Algeciras, y di con El Molino del Duque, lo tuve muy claro. “Álvaro, este es nuestro sitio, la zona de la piscina es como si estuviésemos en Tarifa”. A él no le quedó más remedio que confiar en mí y en mi idea de casarnos aparentemente en medio de ningún sitio, Manilva. Creo que después de ese día entendió que era ese y ningún otro el lugar perfecto para nuestra boda”, comenta.
La inspiración de la boda: otoño en estado puro
“Cuando empiezas a organizar una boda, y más a distancia, es misión imposible hacerlo sin ayuda. Por eso tuve claro que necesitábamos la ayuda de La boda de Nicoletta. Destaco de todo el proceso su trabajo el día de la boda, la organización y coordinación de todos los proveedores fue perfecta gracias a las chicas de Nicoletta”, dice la pareja sobre los wedding planners que le ayudaron a que todo saliese perfecto en su gran día.
Los novios se inspiraron en el otoño y sus colores, apostando por tonalidades como el verde, la caldera, el melocotón o el color buganvilla, entre otros. “La decoración es algo que me apasiona por lo que me impliqué mucho. Cada novia quiere que su boda sea única y refleje su esencia. Cuando me vi organizando nuestra boda, no quería que resultase impersonal, por eso me esmeré muchísimo en detalles. Para la zona del cocktail, pedí a mi suegra que nos hiciera almohadones para que los invitados pudieran sentarse sobre el borde del patio. Nos fuimos juntas a comprar telas de seda natural y lino para ello a una tienda de Málaga”, cuenta Chito sobre el proceso de decoración. La novia también se encargó de la papelería del seating, con caligrafía a mano. «Todas las flores secas que veis tanto en los meseros como en el seating plan son flores de ramos
que Álvaro me había regalado estos casi 5 años de noviazgo y yo había ido prensando y
guardando como recuerdo», comenta.
Hafner Studio
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“Los toldos velas en la zona del almuerzo, la iluminación, fue obra de Kokko Eventos. Las vestiduras de los bancos de la iglesia así como las del cura, las traje de Madrid, son telas antiguas que me prestó la dueña de Marmota Collection, los bancos de los padrinos y el nuestro los compró mi madre para la ocasión”, añade. De las flores, igual que de su ramo, se encargó Blumental.
La novia llevó dos vestidos de Flor Fuertes
Para su gran día, Chito se puso en manos de Flor Fuertes. “Flor tiene una sensibilidad especial, su gusto es exquisito y pese a mi verborrea del primer día cuando llegué con mi madre a conocerla y tratar de explicarle qué cosas me gustaban y las que no, supo leerme perfectamente”, cuenta la novia. Aunque su idea inicial no era llevar dos vestidos, finalmente consideró que era necesario: “A medida que avanzábamos con el primero, sentía que el primero representaba mi ‘yo de novia’ pero me faltaba un segundo vestido con el que sentirme muy cómoda y sin limitación alguna para saltar, subirme a hombros de mis amigos y bailar hasta caer rendida”. El primer look lo combinó con sandalias de Jimmy Choo y el segundo con unas sandalias de Flordeasoka.
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