Sara Herrera Peralta, escritora: «Al escribir, me rebelo contra la idea de que la belleza es algo cursi»

Sara Herrera Peralta (Trebujena, 1980) ha habitado toda su vida una frontera difusa. De un lado, la geográfica, pues desde que creció en Jerez de la Frontera sus inquietudes la han llevado a vivir en San Sebastián, Málaga, capitales mundiales como Londres o París, e incluso hasta en paisajes fineses. Desde hace siete años, la autora construye para su familia un refugio en el margen, en una zona rural de Toulouse. Allí, recoge frutos y flores que acumula en el pliegue de su falda. La vida ha plantado en su camino un quiebro, los sueños urbanos y cosmopolitas de su generación se deshacen como tierra bajo la lluvia en nuevas aspiraciones agrestes que, Sara advierte, tienen doble filo, no se deben romantizar. Sin embargo, de esta descomposición brota algo nuevo. La semilla de lo que nos enseñaron a identificar como fracaso esconde, a veces, una liberación. La única en la que puede existir su escritura.

“Empecé de cero varias veces hasta que me di cuenta de que mi vocación real era escribir”, cuenta en conversación con Vogue España. Esa es su otra frontera inaprensible. La literaria, la creativa, la que surca el conflicto del tiempo y la posibilidad. La que atraviesa la maternidad y la escritura, surcando el síndrome de la impostora de quien pospone su creación por la urgencia y la importancia de las tareas del día a día. Sus poemarios siempre han hablado de paradojas fronterizas aunque, recalca, desde el privilegio de quien se marchó a vivir aventuras. “Otra cosa es la posibilidad del retorno”, lamenta. Por eso, su encuentro con la obra menos conocida de la artista Louise Bourgeois en una pequeña exposición en la Maison Balzac en París actuó en ella como un cortocircuito. “Era una tarde lluviosa, llegué allí y empecé a ver esos bordados, la delicadeza, el contraste entre la belleza de las piezas y la obra política, y me dejó emocionada. Bourgeois había fallecido poco antes, era la última exposición que habría preparado en vida”. Conocida por sus esculturas, a la poeta le atrapó sin embargo la escritura de la artista, así como su trabajo con la aguja, que retomó en su vejez pese haber prometido a su madre, costurera, no volver jamás a ella.

Sara Herrera Peralta
Sara Herrera Peralta

De las preguntas que bulleron entonces en su cabeza han nacido dos libros que ven la luz ahora: un nuevo libro de poesía, El piar de los pájaros y el goteo del agua que cae del techo (La Bella Varsovia, a la venta a partir del 22 de enero), y una novela que cabalga entre el ensayo y el diario, Me fui como una tormenta (Consonni, disponible desde el 10 de febrero). La visión de las manos de Bourgeois le recordó a las de su abuela que, como ella, había bordado muchas piezas: “Se abrió una búsqueda íntima a través de la genealogía”. Una búsqueda de respuestas a la pregunta de por qué Bourgeois volvió a la aguja, rompiendo la promesa que le había hecho a su madre, y que aunque no se permite responder, le sirve para cuestionar sus propias barreras materiales a la hora de dedicarse por entero al oficio de la escritura. “Me parece muy delicado hacer una asunción sobre alguien que no solo no has conocido, sino de la que no tienes forma de saber su respuesta. No me parecía justo ni adecuado. Pero sí es cierto que su obra, lo pretendiese o no, era tremendamente política”.

En los bordados que Herrera Peralta vio en la exposición, Bourgeois había empleado paños de cocina pertenecientes a su familia. A ellos había cosido elementos como perlas o flores que había tomado de sombreros y prendas. “¿Cómo no va a ser político crear arte con paños de cocina, tan relacionados con las tareas, el espacio y los gestos domésticos?”, se pregunta la poeta. “No seré yo quien lo asevere, porque no la conocí y ella no se pronunció al respecto, pero es imposible negar lo que transmite. El contraste entre esa belleza y el mensaje político. Al escribir, me rebelo contra la idea de que la belleza es algo cursi. Utilizo la escritura como elemento crítico, pero también me detengo en busca de lo bello, de la gratitud”.

Esa crítica tiene que ver con las condiciones que limitan las posibilidades de creación de las mujeres. “¿Cuántas residencias creativas de escritura existen para familias o mujeres con niños?”, se pregunta. «Me interesa hablar del desequilibrio, lo injusto de que no se valoren los espacios los desde donde los creadores, y más concretamente las creadoras, viven y crean”. La autora no pudo esquivar ninguna de estas reflexiones mientras trataba de dar forma a un libro sobre Bourgeois que no encajaba en el molde del ensayo tradicional. En un momento de Me fui como una tormenta alguien le devuelve la pregunta. ¿Es este un libro sobre el fracaso al escribir un libro sobre Bourgeois? “Pensaba que había fallado porque no había escrito ningún libro académico sobre ella. De hecho, apenas entro a analizar su obra. Entiendo ambos libros juntos porque la novela es la búsqueda y la reflexión, y el poemario es el diálogo que me permito tener con la artista”. Herrera Peralta se formó expresamente para trabajar en un ensayo sobre Bourgeois que no se veía legitimada a escribir. Al menos no a la vieja usanza. No pensaba que pudiese aportar en lo académico, pero su propia experiencia con la aguja y la escritura, con los cuidados y con el arte, hacían posible para ella entablar un diálogo diferente con la figura de la artista parisina. “Ese fracaso me ha llevado realmente al lugar justo y exacto que estaba buscando”.

Esta es una de esas veces en las que aquello que llamamos fallo nos lleva a una orilla inesperada, pero propia, mientras que el éxito es un concepto desgajado de ideas heredadas o impuestas. “La escritura es el espacio donde más libre me siento”, reconoce la escritora, que se siente cómoda en editoriales independientes y no busca hacer encajar sus obras en otros criterios más apropiados para rankings de ventas o certámenes. “Hay textos con una intención de ser coherentes, de aterrizar en un mismo lugar. Creo que es en la frustración donde este proyecto encuentra realmente su legitimidad”.

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