El Ayuntamiento de Barcelona se desconecta de la red social X. El consistorio defiende el derecho de la ciudadanía a recibir una “información veraz y honesta” y considera que tal propósito es incompatible con seguir alimentando de manera activa un canal que se ha quedado atrapado dentro de una “espiral de desinformación e intransigencia que atenta directamente contra la democracia”. El alcalde Jaume Collboni firmará un decreto que hace oficial el cierre de las cuentas municipales, a partir del próximo 31 de enero. Solo quedará una sola cuenta, @bcn_ajuntament, para difundir alertas de emergencias o situaciones de meteorología adversa, o para episodios de afectaciones a la movilidad.
El propio Collboni decidió cerrar su cuenta personal de X, antiguo Twitter, el pasado 7 de septiembre. “Se ha convertido en un lugar lleno de odio, intolerancia y mentiras”, dijo entonces, y reprochó al propietario de la plataforma, el empresario norteamericano Elon Musk, haber contribuido a emponzoñar la degradación de la red social. Barcelona es la primera gran ciudad española que da un portazo a X.
El Ayuntamiento abrió la cuenta @barcelona_cat en 2009 en Twitter, y en la actualidad gestiona unas ochenta cuentas, a las que se añaden el resto de canales en Instagram, Facebook, Linkedin, Telegram o YouTube, los webs y las apps municipales.
El lunes 20 de enero, coincidiendo con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, de la mano del hombre más rico del mundo y propietario de la red social X, Elon Musk, importantes entidades ecologistas organizaron una acción de protesta para escenificar su rechazo a la dupla Trump-Musk. Las asociaciones ecologistas Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción y Greenpeace decidieron que ese mismo día iban a abandonar sus cuentas en esa plataforma para migrar definitivamente a Bluesky, red social que ha recibido más de 11 millones de suscripciones tras las elecciones en los Estados Unidos, el pasado mes de noviembre. Las entidades se suman así a una acción que están llevando adelante decenas de organizaciones y colectivos, ola que comenzó con la salida del medio británico The Guardian, una semana después de que los resultados de las urnas dieran la victoria al republicano.