Copa Davis 2025: La España de los meritorios se gana una cita con Dinamarca | Tenis | Deportes

Llevaba la serie entre Suiza y España el rótulo de la Copa Davis. No lo parecía. Menos de un millar de personas en el graderío de Biel —con equidad en la representación, si no predominio visitante— presenciaron el frío desenlace de una serie con una sola voz, la del equipo invitado. En consonancia con la gelidez del pabellón, el bloque suizo únicamente replicó cuando ya se sabía perdido ante una rival que redondeó un fin de semana casi perfecto: 1-3. Y eso con la unidad B. Al buen trabajo propuesto en los turnos individuales del sábado le acompañó el lazo del dobles, rubricado por Pedro Martínez y Jaume Munar ante Dominik Stricker y Marc-Andrea Hüsler: 6-4 y 7-5, en 1h 42m. Faltaba un punto para superar el esta primera ronda clasificatoria y el dúo español no falló. La derrota final del debutante Martín Landaluce frente a Rémy Bertola (6-7(2), 6-3 y 16-14) resultó intrascendente. En consecuencia, el equipo de David Ferrer recibirá en septiembre a Dinamarca en busca del pase definitivo a la fase final de la Copa Davis que tendrá lugar dos meses después en Bolonia —nueva sede tras Madrid y Málaga— y que reunirá a las ocho más fuertes.

Enterrada la era Piqué, la federación internacional ha intentado darle más vuelo a la competición con la recuperación del formato local-visitante en el tramo clasificatorio. En Biel, sin embargo, ni rastro de ese aroma caliente o emocional de la vieja Davis, sino más bien todo lo contrario. Un paisaje aséptico, una anfitriona poco orgullosa —hasta el último juego no arañó la pareja suiza la primera opción de rotura— y tres partidos de una sola dirección; de fondo, el buen hacer del cuadro español, que al fin y al cabo era lo que demandaba la escena. Articulado en torno a perfiles de corta experiencia en el torneo, que no en el circuito de élite, Martínez y Roberto Carballés abrieron vía el sábado a base de oficio y fiabilidad, y el valenciano (44º) y Munar (64º) ejercieron en la misma línea para sentenciar y asegurar la progresión. Por tanto, a la vista queda contra pronóstico Dinamarca, liderada por el inestable Holger Rune y expuesta a un cruce sobre tierra batida, dado que España tendrá la potestad de elegir la superficie para el próximo compromiso.

Introducida con calzador en el saturado calendario anual, la Davis exigió en esta fase de la intervención de los actores secundarios. Y lo pagó Serbia, por ejemplo, ya apeada por los nórdicos y obligada a pelear próximamente para no perder el hueco en el grupo mundial. La ausencia de Novak Djokovic mermó de manera considerable su artillería, de la misma forma que España no es la misma con o sin Carlos Alcaraz. Sin el concurso del murciano ni la de otros jugadores de mayor relieve, Ferrer tuvo que confiar en una segunda línea que respondió de fábula. Esto es, hizo exactamente lo que se le pedía. A las impecables actuaciones individuales del primer día le sucedió el remate de este domingo frente a una pareja de zurdos agresiva que chocó con la solidez de los visitantes desde la trinchera. Se conocen bien Martínez y Munar, de la misma quinta y pulidos al mismo tiempo en el CAR de Sant Cugat, y la conexión se tradujo en una victoria en línea recta, sin sobresalto alguno.

Una rotura en cada parcial fue suficiente para conceder el billete para la próxima ronda al equipo español, muy acorde a la situación. No exigía el cruce con los suizos de adornos sino de temple y consistencia, argumentos más que suficientes para rendir a una adversaria débil y con escaso fuego competitivo. Sin ningún representante entre los cien mejores, Suiza llegó seguramente al máximo que le alcanzaba su elenco, mientras el oficio de jugadores más que bregados como Martínez, Carballés o Munar bastó a los de Ferrer, por mucho que el recorrido de todos ellos en la Davis sea corto o muy corto. El primero apenas había disputado cinco partidos de dobles y uno solo individual, pero tenía que liderar y respondió con creces; el segundo (51º) desfilaba a sus 31 años por primera vez, pero contribuyó con su característica profesionalidad; y el tercero, solo una actuación y ya lejana, allá por 2017 y saldado con derrota, respaldó con seriedad y buena mano, especialmente al resto. En conclusión, sobresaliente para los secundarios.

Landaluce sirve durante el partido contra Bertola.
Landaluce sirve durante el partido contra Bertola.ANTHONY ANEX (EFE)

Con todo ya decidido, se produjo el ilusionante estreno de Landaluce, quien pese a perder ante Bertola ofreció trazos de su potencial. Bajo la lupa desde que triunfase en el US Open júnior de hace dos años, el madrileño (19) continúa creciendo y a la reciente experiencia del debut en un Grand Slam, en Australia, añade ahora la primera intervención en el marco colectivo. Llamado a ser la mano derecha de Alcaraz a medio plazo, su escalada invita al optimismo y de ahí la oportunidad brindada este fin de semana por Ferrer, quien estuvo siguiéndole los pasos de cerca en Melbourne. Su derrota al desempate sirvió de consuelo a la selección local, cuyo representante con mejor ranking (Jérome Kym, 136º) está aun así por debajo del español con menor rango, el propio Landaluce (135º). Excesivo desequilibrio y desenlace lógico en Biel. España, pues, enfoca ahora hacia la llegada de Dinamarca, a lomos de un Rune que no termina de romper de verdad y con una silueta más bien liviana. Vigesimoquinta en la lista elaborada por la Federación Internacional (ITF), también es inferior en los precedentes (3-2).

“LA DAVIS AYUDA A MANEJAR LA PRESIÓN”

A. C.

Lo que empezó muy bien terminó todavía mejor. “Ha sido fantástico, ha venido todo rodado de principio a fin”, resumía Munar. “Lo han hecho a las mil maravillas”, agregaba el capitán español, más que satisfecho con el rendimiento de sus hombres y el reencuentro venidero con Dinamarca, rendida hace una década en el último precedente, en Odense.

Esta vez, todo salió a pedir de boca en Biel. “Ninguno éramos muy experimentados en esta competición. Salir para el primer punto siempre es difícil y cerrar con el dobles también tiene un extra de presión, pero todo lo que uno consigue pasar aquí, luego ayuda a en el circuito”, valoró Martínez.

La expedición española se marchó feliz y los cuatro integrantes reforzados. Sabe bien Ferrer de qué va esto. “La Copa Davis ayuda mucho a manejar la presión, a crecer como tenista profesional y creo que les va a ir muy bien. Me voy muy feliz por esa experiencia que han tenido; nunca es fácil debutar”, subrayó el seleccionador.

Lo hacían Carballés y Landaluce. Este último, contento por la inesperada irrupción en un territorio que le gusta especialmente. Las bajas y la confianza del técnico le abrieron la puerta. “Lo he disfrutado lo máximo posible. Ha quedado un final muy bonito y creo que la gente lo ha disfrutado. He tenido ahí esa bola de partido, a puntito de ganarlo, pero ha salido muy bien”, celebró.

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