shego / No lo volveré a hacer – jenesaispop.com

shego han intentado hacer «mejores canciones» en su segundo disco, y mejores canciones les han salido. Aunque no siempre están secuenciadas de la mejor manera. Por ejemplo, algunas de las pistas más endebles de ‘No lo volveré a hacer’ están colocadas al principio y, algunas de las más potentes, al final. Lo cual incluye las dos últimas pistas.

‘Que muera el amor’ es representativa de ‘No lo volveré a hacer’, un híbrido de guitarras surf y garajeras que rugen al servicio de una de las mejores melodías escritas por el ahora trío formado por Maite Gallardo (voz, guitarra), Raquel Cerro (voz, guitarra) y Charlotte Augusteijn (bajo). Y con frases como «Puedo ser una zorra, puedo hacerlo yo sola, puedo ser un infierno» rematan un himno.

Después, ‘(es posible)’ se confirma como su mejor balada pero, además, se anota el tanto de incluir colaboraciones de media industria de la música independiente, volviéndose histórica ipso facto. Figuran como invitados Casero, Kimberley Tell, Mira Paula, Ginebras, Ghouljaboy, Repion, Ganges, mariagrep, El Buen Hijo o Menta, entre muchos otros.

De manera acorde, ‘No lo volveré a hacer’ es un trabajo que celebra la amistad, la unión comunal, la red afectiva. Por eso, existe en sus letras una pluralidad de ideas y pensamientos. ‘No lo volveré a hacer’ no es un disco feminista, ni romántico, ni sexual, ni religioso, ni filosófico, ni activista, pero todos y cada uno de estos conceptos atraviesan el álbum en algún momento u otro.

Ese ánimo comunitario está presente en la inicial ‘un secreto’, que abre el álbum en plan canción de hoguera, pero sobre todo lleva ‘La fiesta‘ a ser la mejor canción de la carrera de shego, un himno sobre la precariedad vital -así en general- que nos invita a seguir «todos juntos entre la mierda». La referencia social, al final, es lo de menos: en el fango estamos todos.

En un álbum entregado lo mismo a los coros riot grrrl que a las guitarras garajeras de ayer, hoy y siempre, que a los grises emocionales en los textos, las canciones ganan un grado de solidez, aunque destacan más unas que otras. ‘Mantra’ es una sencilla y divertida canción punk, tan importante que su letra aporta el título del disco; pero ‘Manifesting’ se hace bola en su revisión noventera.

Entre himnos potenciales como ‘Curso avanzado de perra’ -que suena 100% a Alcalá Norte como si Alcalá Norte hubieran inventado algo- y piezas menores como la retro ‘No quiero’ sobresalen dos cosas en el álbum de shego. En primer lugar, su evidente preocupación por crear ganchos. Como resultado, las canciones son mejores que las del disco anterior. En segundo, la inteligencia emocional de su discurso, exhibida en canciones como ‘Backstage’ y su «pido de rodillas cosas básicas».

En JENESAISPOP, shego han realizado una declaración que es necesario rescatar: «Está muy castigado ser mujer, chica, adolescente y ser naíf, auténtica y expresar tus emociones y poder ser dulce y poder tener la cabeza hecha un lío». Hoy ya no tanto, pero la música hecha por mujeres históricamente no ha sido tomada en serio. Para entender esto es necesario fijarse en quién ha estado escribiendo esas críticas. Que shego nos haga reflexionar sobre esto, a todos, ya es suficiente motivo para escuchar este disco.

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