El colorete beige natural es otra historia. No llama mucho la atención a primera vista, pero una vez aplicado, deja con la boca abierta. En polvo o en crema, mate o satinado, aporta el justo toque de color sin resultar nunca excesivo o fuera de tono. En definitiva, siempre queda perfecto, así que es el mejor amigo de las que se maquillan con prisas por la mañana porque, al no ser especialmente pigmentado, nunca resulta excesivo incluso cuando, por error, pensamos que nos hemos aplicado demasiado.
Qué tono de colorete beige elegir
Cuando hablamos de ‘colorete beige triste’ nos referimos a un tono perfectamente equilibrado entre el rosa y el marrón, desaturado y que realza la tez sin resultar demasiado obvio. Se adapta perfectamente a un maquillaje minimalista, pero también es el toque final perfecto cuando queremos llevar un pintalabios potente y estamos indecisas sobre qué colorete aplicar en las mejillas.
TikTok content
This content can also be viewed on the site it originates from.
En definitiva, se trata de un producto todo terreno, extremadamente natural y discreto, que también puede tender más hacia el rosa o el melocotón. Lo importante es descubrir qué tono nos favorece más y decidir, en consecuencia, por qué colorete decantarnos.
Un colorete que todo el mundo debe tener
Quienes ya tienen uno en su arsenal de belleza saben que ese colorete aparentemente aburrido, en polvo o en crema, es el verdadero secreto de un maquillaje impecable e infalible. No solo por las razones ya expuestas (es decir, que es imposible utilizar demasiada cantidad y que su tono se adapta a todos los looks), sino también porque se puede difuminar por todo el rostro, tanto para esculpirlo discretamente como para resaltar la mirada. En definitiva, es un producto 3 en 1. Si en los labios no te convence porque no eres fan de los labiales nude, se puede aplicar con la brocha de forma inteligente para crear un ligero contouring de la boca que realce su forma. Para usarlo en todo el rostro, presta atención a la textura: mejor un producto en crema, fácilmente modulable, con acabado mate o más brillante, pero sin exagerar, porque una consistencia muy emoliente también es menos duradera.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.it