El juez de la Sección civil y de Instrucción del Tribunal de Instancia de Tudela (Navarra) ha acordado el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, por un delito de asesinato a un hombre de 84 años detenido el lunes como presunto autor de la muerte de otro varón, de 67 años, compañero suyo en una residencia de mayores en la localidad navarra de Cascante (4.131 habitantes). Los hechos se registraron la noche del pasado lunes, 28 de julio. Al lugar acudió una patrulla de Tudela de la Policía Foral, que detuvo al supuesto homicida.
El magistrado señala en su auto que la víctima, diagnosticada de Alzheimer y severo gran dependiente, estaba acostada en una cama en la Residencia Nuestra Señora del Rosario de Cascante, en la misma habitación en la que también se encontraba durmiendo el acusado.
Según recoge el auto, entre las 20.30 y las 22.40, el acusado se aproximó a la cama de la víctima, que no tuvo posibilidad de defensa alguna, lo arrojó al suelo y comenzó a golpearle en la cara con gran violencia, ocasionando así su muerte.
El magistrado apunta que constan suficientes indicios para considerar que el acusado es criminalmente responsable del delito, en primer lugar porque era la única persona que se encontraba en la habitación en compañía de la víctima, como se deduce de la grabación de las cámaras de seguridad de las instalaciones.
Sobre las 22.40 horas, agrega el instructor, el personal de la residencia halló el cuerpo de la víctima tendido en el suelo, entre las camas, con lesiones en cara y cráneo, completamente ensangrentado, mientras que el acusado se encontraba acostado en su cama, con restos de sangre en las manos y pies.
En su auto, el juez destaca que esa era la primera vez que el acusado dormía en la residencia en compañía de otro residente, lo que probablemente interpretó como “un elemento disruptor que, en conjunción con el deterioro cognitivo que padece, propició una agresión tan brutal”.
Para decretar la prisión provisional, el magistrado argumenta que estos hechos serían constitutivos de un delito de asesinato consumado, que prevé unas penas que oscilan entre 15 y 25 años de prisión. Además, entiende que concurre riesgo de reiteración delictiva, “a la vista de la agresión tan inopinada como brutal” realizada por el acusado sobre su compañero de habitación.