La urgencia por llevar vidas más activas y saludables resulta cada vez más acuciante: un sentimiento que se venía cocinando desde que dejamos atrás el indie sleaze –una tendencia cultural y estética que glamurizaba la mala vida–, se hizo fuerte durante la pandemia, y ahora se encuentra con esa necesidad de perfeccionismo tan propia de los tiempos que vivimos. Ese “nunca dejes de optimizar”, del que ya hablaba Jia Tolentino en 2020, ha alcanzado nuevas cotas que no hubiésemos esperado y que suponen mejorar y perfeccionar cada aspecto de nuestras vidas: comiendo cada vez más “sano”, yendo al gimnasio, leyendo, alejándonos de las relaciones tóxicas…
Firmas como Gucci, Wales Bonner o Coperni —por citar solo a unas cuantas porque la lista es infinita— han recogido el testigo lanzando colecciones junto a otras marcas deportivas como Adidas o Puma. Y hace escasos días, se anunció la colaboración de Salomon con Y/Project. Es en esa confluencia en donde se alcanza la máxima excelencia; en ese punto en el que la ropa de deporte se encuentra con la que escogeríamos para ir a la oficina o ir cenar con unas amigas. Un encuentro entre dos mundos aparentemente antagónicos, que refleja el signo de los tiempos, y que Anaïs Vauxcelles, directora creativa de 404 Studio, quiso incorporar a su colección de otoño-invierno 2023. En No me quedan lágrimas, homenaje a la cultura quinqui que marcó a la diseñadora, se podían ver zapatillas Gazelle, o camisetas y chándales de Adidas, que convivían con vestidos de fiesta y tops de crochet.
“En los 80 en España era muy difícil encontrar los dos piezas míticos de la marca, con las tres rayas, pero todo ha cambiado mucho desde entonces”, reconoce la valenciana. “La comodidad no está reñida con ser cool y ahora hacemos estas mezclas súper eclécticas que luchan contra lo convencional: ¿por qué no podemos llevar ropa de deporte a la alfombra roja?”, se pregunta la modista, que tiene una chaqueta de Emilio Pucci x Adidas o un chaquetón de plumas de la marca alemana en colaboración con Missy Elliot guardados como oro en paño en su armario.
Para la diseñadora, el athleisure siempre ha estado ahí; pero no el que se consagró durante la pandemia. Ese look que Vauxcelles resume como “full yoga” y que nos remite a esa foto de Hadid y Jenner. Porque en 2024, el vestuario deportivo se ha hecho mayor y ya sabe cómo manejarse sin pudor; ha aprendido la lección y por tanto ya no tiene por qué ir por el libro. “Ahora combinamos más y mejor las prendas deportivas. Añadimos un suéter o una camisa a unos pantalones de chándal et voilà”, sintetiza.
