Pocas inauguraciones han dado tanto que hablar últimamente como la apertura de Alegal, el nuevo restaurante en Valencia del chef Dani García. No es para menos, teniendo en cuenta lo ambicioso del proyecto: los antiguos Cines Aragón se han reconvertido en un monumental –no utilizamos este término a la ligera, es que tiene capacidad para 300 comensales– espacio en el que hay cabida para la comida, pero también (o sobre todo) para la fiesta.
Cortesía de Alegal
Una carta llena de hits
El principal reclamo es, sin duda, la afamada cocina de Dani García. Con una carta que se renueva cada cuatro meses, poniendo el foco en la estacionalidad de los ingredientes, no faltan tampoco algunos de los hits más populares del chef, destacando una versión de la célebre Burger Bull de su restaurante tres estrellas Michelin en 2019, que sin duda merece la pena probar. También hay lugar para los platos que juegan con el trampantojo, como la sorprendente ‘cereza’, que resulta ser una esfera de foie envuelta en el jugo de la fruta que le da nombre y acompañada de queso parmesano; o el ‘lingote de oro’ de postre, que encantará a los que, además de comer bien, buscan una experiencia de lo más instagrameable.
Cortesía de Alegal
Cortesía de Alegal
Sin olvidar los platos con vocación de nuevos hits, como el aguacate a la brasa con pesto de cilandro, que resulta inesperado y sabroso; las ostras con caviar y salsa mignonette que son, en palabras de mi acompañante, “las mejores que había probado”; o la pizza carbonara con trufa, que bien merece hacer un hueco. Todo esto se completa con una oferta de arroces (no podían faltar estando en Valencia), pescados y carnes como el tomahawk de ternera. Y hazte un favor: pide el pan con mantequilla y hierbas, querrás comértelo entero aunque no tengas una salsa donde mojar.
Un interiorismo inspirado en los años 20
Más allá del extenso menú, una de las grandes apuestas del restaurante Alegal es su interiorismo. Obra del estudio de Barcelona Pablo Peyra, se inspira en el estilo art decó de los años 20. Con este punto de partida, han conseguido construir una opulencia con guiños a películas como Scarface o El gran Gatsby. De hecho, el espacio resulta tan envolvente que parece que verdaderamente te has trasladado a la época de la Ley Seca (salvo por el hecho de que la sequía, por suerte, brilla por su ausencia en su nutrida carta de vinos y cócteles).