La lencería como prenda cotidiana, según Alexa Chung: una nueva sensualidad
Dueña de un estilo inconfundible que combina la irreverencia británica con toques de ese je ne sais quoi parisino, la it girl por excelencia, la gran Alexa Chung, ha dado una nueva lección de cómo reinterpretar los códigos de la sensualidad sin caer en las obviedades. Esta vez, lo ha hecho con un total look firmado por Miu Miu que llevaba la estética lencera al terreno de lo urbano de una forma magistral. Lejos de los clichés del satén brillante, la seda, las transparencias o el total boudoir, Alexa apostaba por una versión inesperada y extremadamente casual del vestido lencero. Y el resultado ha sido puro ingenio de pasarela llevado con naturalidad al street style.
La pieza en cuestión es un vestido ajustado tipo lencero que cambiaba radicalmente las reglas del juego y en que el cuerpo, en lugar de ser de un tejido satinado, era de algodón en gris jaspeado, un textil más común en camisetas básicas que en prendas de lencería, lo que le daba al look un aire desenfadado, cómodo y casualmente cotidiano. Pero el gesto lencero no desaparecía en su totalidad, sino que destacaba más aún tras haber sido orquestado cuidadosamente por la maestría de Miuccia Prada, directora creativa de la marca. El pecho estaba rematado con encaje blanco, delicado y sugerente al igual que el volante que nacía de sus rodillas y recorría todo el bajo del vestido. Sin duda, fue el punto de coquetería que elevaba la pieza a la categoría de objeto de deseo. Porque como ya confesó la diseñadora a Vogue.es, «eso de reducir una mujer a una silueta bonita, ¡ni hablar! Yo intento respetar a las mujeres, volcar mi creatividad en cosas que sean ponibles, útiles”.
A diferencia de las apuestas más explícitas por la tendencia ropa interior a la vista en las que destacan los looks no pants, los microshorts o dejar que se vean los tirantes del sujetador, Chung nos ofrece una versión mucho más inteligente y versátil del mismo fenómeno. Porque al final del día, vestirse también es una forma de quererse y apostar por prendas que antes pertenecían al universo de lo íntimo es un acto de libertad y osadía. Una forma de reconciliarse con la feminidad desde un lugar libre de juicios donde el límite entre el amor por la moda y el amor propio se difumina para crear un concepto común en el que el encaje, la seda o el algodón sirven para habitar plenamente en quiénes somos.
Para completar el estilismo, Alexa mantenía el equilibrio al portar unas sandalias de tiras plateadas que aportaban un guiño de brillo sin competir con el vestido y el bolso Beau de Miu Miu en marrón, un modelo estructurado que daba ese aire urbano y callejero al total del look. En definitiva, su elección giraba en torno a lo juvenil, a lo sensual y al mismo tiempo lo relajado, pero –obviamente– controlado hasta el último milímetro.