Amaral / Dolce Vita – jenesaispop.com

Hace unas semanas Eva Amaral fue al podcast que James Rhodes tiene en la Cadena SER y este tuvo a bien pincharle aquel momento en que la cantante enseñó las tetas en Sonorama 2023. En 30 segundos la artista se mordió los labios, tragó saliva, se llevó la mano a la boca, se rascó la nariz, y también un ojo. Al final resopló y le dio la risa. Mucho se habló de sus tetas, de su dedicatoria a otras cantantes, pero el momento funciona incluso solo con audio, sin imagen, porque lo más emocionante ocurrió cuando Amaral gritó «!Somos demasiadas!» y se escuchó responder con vítores a la parte femenina del respetable en su plenitud.

Eva cuenta que jamás pensó que esa presentación en vivo de su tema ‘Revolución’ tuviera tal repercusión, lo cual no dice nada bueno de nosotros como sociedad, pero sí de su valentía. Para bien o para mal, ha sido una parte relevante de la historia de Amaral, y viene al caso porque la libertad es uno de los temas principales de ‘Dolce Vita’, el nuevo disco del dúo.

El single ‘Rompehielos’ gasta una estrofa en repetir un montón de penosos arquetipos machistas: «Te dirán que estás chalada, que no llegarás a nada, que pareces enfadada, y sonriendo estás más guapa». El álbum se abre con un tema llamado ‘Libre’, un obvio alegato en favor de la libertad hasta la muerte, con un requiebro interesante («ese lado oscuro del que tantas veces huyo es parte de mí»), una guitarra clásica y una percusión diferente.

Y el disco también recuerda a quienes no pudieron vivir con esa sensación de libertad, como el padre de la artista durante la dictadura de Franco (‘En el centro de un tornado’) o el cantautor Víctor Jara (‘Podría haber sido yo‘), asesinado tras el golpe que auparía a Pinochet en Chile, 1973.

«Dolce Vita», aparte de una referencia al clásico de Federico Fellini, representa un «universo perfecto» en el que olvidar lo brutal y lo cruel que nos puede resultar el mundo. Es una composición exultante y llena de vida, en sintonía con el mensaje positivo que nos dan piezas como ‘La suerte’ o la final ‘Pájaros’. «Hemos tenido suerte de vivir para contarlo», dice una. «Todo tiene un ciclo y ahora mismo estamos vivos», presume la otra.

La sencilla prosa de Amaral ha funcionado desde el principio por su habilidad para componer buenas melodías y arreglarlas cada vez mejor. Citan a The Jesus & Mary Chain en este disco, como en muchas entrevistas a Wilco, pero no se acercan tanto a estos, y jamás a los primeros. Simplemente dignifican el pop español clásico como otros no terminan de conseguir. Ahí hace mucho la bonita voz de Eva Amaral, también su buen gusto para producir guitarras y baterías, para aportar arreglos que sumen y no abrumen, y esta vez, para evitar los fallidos experimentos de ‘Salto al color‘.

‘Ahí estás’ es el single más destacable entre los 6 que han presentado ‘Dolce vita’, y ‘Los demonios del fuego’ sería directamente una de las mejores canciones de su carrera de no ser por la caída del estribillo: las estrofas tienen mucha más fuerza. De la misma manera que uno se pregunta si el álbum esconde un «sleeper» como los de antaño, hay que apuntar que ‘Eso que te vuela la cabeza’, ‘Tal y como soy’ -con ese pizpireto teclado- o ‘Hasta que la música se acabe’, con su divertida mención a Nirvana, podrían elevar el número de sencillos a 9.

Incluso las canciones que parecen más débiles tienen su enjundia. ‘La unidad del dolor’ es una extraña composición que parece rezumar sensualidad, versa sobre ciertos placeres de la vida, en contraposición a aquello que nos distrae, y quizá por ello adopta diferentes formas entre pianos ligeros y beats alocados. En el revival del pop español de los 2000 también hay clases y clases y Amaral son los que más y mejor siguen trabajando su sonido.

Ver fuente

Farándula y Moda

Entrada siguiente

¿Por qué cantan el ‘Cara al sol’? | Opinión

Dom Feb 9 , 2025
Comparte en tus redes sociales Estaba en el despacho donde teletrabaja y su hijo de 14 años, tranquilo en su habitación sin saber qué hacer, empezó a silbar. Al padre, que es amigo y tan peligroso catalanohablante como yo, le sonó aquella melodía viril que no ha entonado en su […]
EL PAÍS

Puede que te guste