Anatomía del estilismo de Ana de Armas con el que queríamos graduarnos en el instituto
Allá por 2010 cuando la Generación Z aún estábamos obsesionadas con Hannah Montana –nadie ha dicho que no sigamos estándolo con Miley Cyrus– y los looks de las celebrities por aquel entones eran nuestra máxima inspiración para los momentos más especiales de nuestras vidas –el día de nuestra graduación y alguna que otra boda o bautizo y poco más porque de puestas de largo y eventos de ese calibre poco disfrutábamos en España– una pieza se sobreponía al resto, o más bien, un diseño común: las asimetrías en las faldas. Hablemos de manera gráfica. Es 2012, abres Tumblr o si eras de las avanzadas Instagram y una foto que te aparece de forma continua es una chica rubia con la melena a un lado sombras oscuras en los ojos –vibes de Avril Lavigne– y un look compuesto por una falda larga por la parte de atrás y corta por delante combinada con una camiseta, ¿lo recuerdas?
Ana de Armas acudía al Festival de Toronto con un estilismo diseñado por Louis Vuitton, casa cuya dirección creativa de la parte femenina dirige Nicolas Ghesquière –de la masculina de encarga Pharrell Williams–. No era un estilismo cualquiera. El look estaba compuesto por dos partes: una parte superior en forma de body con escote redondo y sin mangas en tejido parecido a la licra por el efecto ajustado que propiciaba; y, la segunda, una falda en tejido transparente con bordados florales y pedrería incrustada. Pero no todo quedaba ahí, el diseño de la falda es particularmente especial ya que destacaban la asimetrías en las diferentes partes y no eran irregularidades en el corte cualesquiera, sino esas con las que soñábamos acudir a un baile de universidad en el que nos enamoraríamos del Quarteback del equipo de fútbol americano.
La intérprete optaba por el maximalismo en materia de accesorios y hacía de la joyería su gran aliada. Concretamente portaba una gargantilla al más puro estilo princesa, un brazalete y anillos en ambas manos. En cuanto a su manicura, el color natural de sus uñas relajaba el talante elevado del total del conjunto. Para los pies optaba por un clásico de hace veinte años y de hoy en día, unos stilettos en color rosa palo en material acharolado que se mimetizaban con el color de su piel y propiciaban un efecto de piernas infinitas perfectas para posar a través de las aberturas del vestido.
Finalmente, la actriz que encarna a Marilyn Monroe en Blonde optaba por un peinado relajado en contraposición con el carácter más elevado de la falda. Dejaba su melena suelta al aire y permitía que la forma de su cabello se diese de manera natural, greñas más onduladas, otras más alisadas que caían sobre su frente propiciado por la raya al medio. Para el maquillaje se decantó por la vieja confiable: labios rojos y pestañas marcadas. ¿El resultado? Un look perfecto para posar en la alfombra roja.