Que te engañen es horrible, cierto. Está bien no querer perdonarlo. Pero si no puedes, entonces es muy sencillo: no vuelvas con la persona que te lo hizo. No es bonito machacar a una persona constantemente y hacerla sentir culpable hasta que rompa contiga… eso es tortura psicológica pura y dura. Y todo esto sin mencionar el coqueteo vengativo que se marca con el señor con una camarera de Scout con el fin de cabrear a Carrie. Repugnante.
También están los intentos tóxicos de Aidan de coaccionar a Carrie para que se case con él. Cuando al principio ella vacila tras su proposición, diciéndole claramente que necesita más tiempo antes de casarse, Aidan se muestra súper comprensivo. Sin embargo, al final del MISMO EPISODIO, intenta convencerla de que se escape con él a Las Vegas para una boda rápida. Sus dulces palabras de aliento incluyen «vamos, solo es miedo», «bueno, tal vez necesites que te presionen» y «quiero cerrarlo del todo». Sin olvidar ese viejo clásico: «¿Qué más da, es un estúpido trozo de papel?». ¡Súper romántico! ¿Por qué importa tanto ese estúpido trozo de papel? Porque Aidan no se declara por amor a Carrie, sino para tener más control sobre ella. Incluso lo admite abiertamente: «Quiero que todo el mundo sepa que eres mía».
Antes de que lo digas, sé que Carrie está lejos de ser perfecta. De hecho, muchas veces se porta fatal. «Tiempo y castigo» es también el episodio de los «bollitos de mierda», en el que se marca una perorata narcisista sobre sus problemas con Aidan mientras la pobre Miranda, lesionada del cuello, la escucha resignada por encima de su collarín. A veces puede ser muy egoísta y su pensamiento racional se desvanece cuando Big está cerca. Pero sabe reconocer sus defectos, admite sus fracasos, y por eso la perdonamos e incluso la queremos. Incluso cuando toma la torpe decisión de invitar a Big a la casa de campo de Aidan en Las bellas de las pelotas, los dos tipos la superan con una pelea tan ridícula que Carrie acaba gritándoles: «¡Ya Basta! ¡Ya sois mayorcitos!».
Carrie desde luego no es perfecta, pero Aidan es lo peor. Por lo que a mí respecta, estaba encantada de perderlo de vista en la temporada 4 de Sexo en Nueva York –aparte de un breve susto en la temporada 6 y la desastrosa segunda película–. Pero al parecer, el guionista y director de And Just Like That…, Michael Patrick King, aún tenía mucho que decir sobre Aidan. Sin embargo, mientras que muchos de los personajes originales han cambiado tanto que ni los reconocemos en este caótico spin-off que tanto amamos y odiamos al mismo tiempo, Aidan, por desgracia, no lo ha hecho. ¿Qué me decís de esa insistencia suya en no volver a pisar el antiguo apartamento de Carrie porque allí había sufrido mucho? Raro. Melodramático. Inmaduro. Ergo Aidan en estado puro. El problema no es el apartamento, querido, eres tú.