Ángela Claverol: La presidenta de la asociación de mujeres con cáncer de Sevilla: “Moreno quiere su supervivencia política y yo, la de las mujeres” | Sociedad

Ángela Claverol (Madrid, 57 años), presidenta de la asociación Amama de mujeres con cáncer en Sevilla, sonríe con brío y llora a partes iguales. Desde que hace dos semanas brotó el escándalo de los retrasos en el cribado del cáncer de mama en Andalucía, está subida en una montaña rusa de emociones y mucho trabajo para dar voz a las mujeres ―unas enfermas, otras sanas, todas asustadas― que exigen a la Junta andaluza (PP) empatía y eficacia.

A pesar de llevar casi cuatro décadas en la capital andaluza, conserva deje madrileño. De sus palabras se desprende rabia, pero sobre todo tristeza. Claverol sufrió un fibroadenoma (tumor) con 26 años y le quitaron medio pecho. Con los años recayó. Hoy tiene el cáncer en remisión y ánimo batallador.

En una pared de su asociación hay 14 retratos en blanco y negro de mujeres con espíritu combativo y risueño: alguna le hace los cuernos al cáncer, otra tiene gesto flamenco, otras salen burlonas, muchas sonrientes. Las hay que se cubren el pecho usurpado, la mayoría muestra las cicatrices o tienen reconstrucciones. “Si Juan Manuel Moreno [presidente de la Junta de Andalucía] se cree que esto va a acabar con 12 millones de euros y 165 sanitarios del plan de choque, se equivoca. Esto acabará cuando no haya listas de espera y las llamen a todas. Porque ellas no obedecen a consignas, sino a sentimientos de supervivencia”, zanja una asociada que pide anonimato en la sede de Amama.

Pregunta. ¿Cómo se encuentra después de 15 intensos días?

Respuesta. Estoy cansada. Tengo todos los efectos secundarios de las quimioterapias, las operaciones… Es verdad que estoy en remisión, pero los efectos colaterales de haber sufrido 42 ciclos de quimioterapia, cinco operaciones, dos trombos, un microictus, el cable del reservorio se me fue al corazón, me hicieron un cateterismo, casi me da un infarto… todo eso lo llevo en el cuerpo. Esto es muy rápido de contar, pero hay que vivirlo. Y sobrevivir. Mis hijas dicen que soy inmortal. Pero que esté cansada no significa que nos vayamos a rendir. El lema de Amama es Las amamitas no se rinden nunca. Con el cáncer no te puedes rendir. Los que sois sanotes ―que no habéis pasado por el cáncer― no os dais cuenta de la importancia que tienen la vida y la muerte. Nosotras sabemos que hasta el último día hay vida. Hasta el último día puedes llevar los labios pintados y peinarte, ponerte guapa y querer gustar. La imagen esta horrible que plantea todo el mundo, de calva destrozada… Eso ya no, eso ninguna lo vamos a pretender, no queremos dar pena.

P. ¿Por qué se trasladó a Sevilla?

R. Por amor, que es el motor de la vida. Me he visto tantas veces a punto de morir con los trombos y todo lo que me ha pasado… Hay muchísimas horas para pensar. Y con la quimioterapia, tirada en un sillón, al final te das cuenta de que la vida es amor. No te quieres morir por nada, somos ególatras. Yo no me quiero morir porque quiero seguir amando a mi marido, a mis hijas y a mis amigas. Lo único que quiero es seguir amando. Eso no está pagado con nada. Me da igual la hipoteca; tener un coche de 20 años; que la vecina del quinto me mire mal; que en la familia se maten entre ellos… El cáncer es un gran maestro, te enseña lo que eres. Y no eres nada.

P. ¿Ha asimilado la trascendencia social y política de la polémica generada con el cribado del cáncer de mamá?

R. He asimilado la trascendencia de la vida de las mujeres, que es lo único que me importa. También he asimilado que yo creía que esto eran 15 casos, luego se convirtieron en 200, luego se convirtieron en… Estoy asimilando la catástrofe tan bestial que hay. En la manifestación seguíamos cogiendo datos de mujeres que les ha pasado lo mismo, que no les había dado tiempo de venir a Amama. ¿A dónde va a llegar esto? Porque yo no tengo carrera, pero tonta no soy. La consejera [Rocío Hernández, que dimitió el miércoles] me dijo que yo no sabía hablar, nos trató de manera horrible, nos insultó a todas. Nos llamaba casos y una compañera le dijo: “¡Que no me diga usted más casos! ¡Que tengo cara!, ¿no me ve?“. Después de la reunión con la consejera, ya no han querido volver a salir en los medios, salieron derrotadas, nos insultaron. Todas las compañeras han vuelto a pedir cita con la psico-oncóloga de aquí. No sé qué le pasa a esa señora [Hernández], pero no borró la sonrisa.

P. Es decir, transmitía dureza, pero mezclada con optimismo y reproches.

R. A mí me dijo que por qué me había juntado con el PSOE, y le contesté: “Yo no tengo que darle a usted explicaciones de nada. ¡Si llevo tres años viniendo! [a la Consejería]. ¿No se entera de lo que han hecho los otros? [consejeros] ¿Pero cómo me va a decir usted a mí con quién me tengo que juntar yo? Si viene Vox, ¡también me voy con ellos!“. Es que no se dan cuenta de la gravedad de una lucha que no es política, que yo no le pregunto a ninguna mujer de qué partido es cuando viene. Nuestro único enemigo u oponente político es el cáncer de mamá.

P. ¿Cómo le explicaría a un marciano qué ha pasado en Andalucía estas semanas?

R. Pues que miles de mujeres, o millones, confiábamos en un sistema de detección del cáncer de mamá y ha fallado. Y encima ahora tienen cánceres en estadio altísimo y ha habido muertes, que ya se dirimirán a nivel legal. Amama era fiel defensora del cribado, pero ahora hemos perdido toda la fe, totalmente. Me preguntan si he perdido la fe en la política. “Claro, a base de palos”, respondo. ¿En el Gobierno andaluz? No, he perdido la fe totalmente en el sistema. Moreno lleva tres consejeros y con este [Antonio Sanz, que por ahora asume las competencias], cuatro.

P. ¿Qué le parecen los anuncios de la Junta hasta ahora con su plan de choque y más personal sanitario?

R. Todos en Amama hemos sentido frustración. ¿De dónde se ha sacado Moreno los 2.000 casos? No ha presentado un papel, no ha presentado nada. ¿Cómo le salió la cifra tan redonda? No han sido 1.989 ni 2.102, 2.000 clavados. Si es que estoy perdiendo toda la fe. Nos toma por tontas. Y no hay nada peor en la vida que tomar por tonta a una mujer.

P. ¿Qué es lo que más le ha dolido estas semanas?

R. Que no hablamos el mismo idioma. No se entera. Moreno quiere supervivencia política y yo supervivencia de las mujeres. ¿Por qué no pone a trabajar a sus funcionarios con su mismo ímpetu? No tengo tan claro que esté todo el mundo trabajando… ¡De las 120 mujeres del grupo de whatsapp, a ninguna la han llamado aún! Me suena a los trileros.

P. ¿Cómo lleva la continua exposición en los medios?

R. Solamente con que la mujer andaluza tenga voz, ya me vale. No tengo ninguna fe en que esto se arregle. Estoy dolida. Soy la única asociación que quiere quedarse sin socias, y tenemos 700. Aquí no cobramos ninguna, somos todas voluntarias, 24 horas los siete días a la semana. Amama tiene una trayectoria de 30 años y voluntariado en los cuatro hospitales de Sevilla para transmitir esperanza y apoyo a las mujeres (…) Nadie sabe lo que duele una mastectomía radical. Me imagino que debe de doler como si te cortan un brazo. Aquí te terminas blindando emocionalmente.

P. Como los médicos.

R. Aquí llegan todas llorando, destrozadas. Sin pelo, sin cejas, sin pestañas, sin tetas, sin nada. Que te miras al espejo y dices: “¿Esa quién es?“. Estamos acostumbradas a hacer eso todos los días, para acompañarlas. Pero el impacto del otro día de ver de golpe a 120 mujeres… De golpe. Nadie sabe que nos hinchamos a llorar 10 minutos antes de la reunión.

P. ¿Cuántos casos lleva su asociación acumulados con secuelas o resultado de muerte?

R. De muerte creemos que hay tres, pero hay que ser prudentes. Luego tengo tres listas: una de las del cribado que han desarrollado cáncer; otra del cribado que les estamos diciendo qué hacer para saber cómo están sus mamografías y pruebas; y una tercera con negligencias médicas. A Moreno le van a durar los consejeros una pompa de jabón. Tiene un fallo bestial, ¡si tiene asfixiados a sus propios oncólogos y radiólogos, que son amigos nuestros! Me han llamado todos para darme las gracias. Tienen siete u ocho minutos para atendernos. ¿Cómo pueden decirnos que tenemos cáncer en ocho minutos? No hay por dónde cogerlo.

P. El exconsejero de Salud Jesús Aguirre [hoy presidente del Parlamento andaluz] repetía que era intolerable que el médico tuviera 10 minutos para auscultar a los pacientes.

R. En pandemia, Aguirre nos insultó y nos llamó miedicas en el Parlamento y está grabado. Llevamos mucho tiempo siendo insultadas. Dijo que teníamos miedo y por eso no queríamos darnos quimioterapia. ¿Sabe por qué? Porque no querían que entráramos por la puerta principal del Hospital Macarena. Y le dije al responsable de oncología y al gerente: “Déjenme que elija si me muero de covid o de cáncer”, porque duele menos de covid. Por fin reaccionaron y pusieron un camino seguro en la planta baja del hospital de día. Nadie tenía inteligencia práctica ahí, todo era covid.

P. ¿Confía en que el plan de choque de 12 millones previsto solucione el problema o volveremos a los retrasos en el cribado de cáncer?

R. Si mantiene los 12 millones y hace un análisis profundo del SAS… pero no sé si mantendrá esos presupuestos. Espero que esto no sea para tapar el mogollón. Ahora no me creo nada.

P. ¿Dónde ubica los casos que están recibiendo?

R. La prensa ha dicho que las asociaciones de otras provincias no tienen casos, pero a mí me dicen que sí. Es terrible dónde están poniendo el foco. En Málaga ha habido una hecatombe, porque cada vez hay más casos. Moreno quiere poner el foco en un solo hospital [el Virgen del Rocío] y así lo dota con todo y lo arregla y queda genial. Esto es la punta del iceberg.

P. Entre tantas promesas políticas, ¿qué le ha reconfortado más estos días?

R. El abrazo de todas las mujeres que vienen a darnos las gracias. Me reconforta que mis hijas me digan “hay que ver la que has liado, pollito”. Que cuando llevo aquí dos o tres semanas, llego a casa y hago la comida corriendo, mi marido me diga: “No te preocupes, vamos a comer un pollo”. Que mis amigas me digan: “No te rindas”. Que mis compañeras no se mueran. Y me reconforta que a alguien le importemos. Es muy duro. ¿Por qué nadie quiere hablar de cáncer de mamá de verdad? Según las estadísticas, el 85% o el 90% a los cinco años está vivo. Pero hay una letra pequeña y lo dicen todos los oncólogos: el 30% de esas mujeres recaerán. Y esa letra pequeña no la quiere escuchar nadie. Yo he recaído, Pepa he recaído, aquí hay gente de mi junta directiva que ha recaído 3 y 4 veces y dos metastásicas. El cáncer de mama es el primero en prevalencia mundial de diagnóstico y afectación por muerte en las mujeres.

P. ¿Quiere añadir algo más?

R. Solo quiero llorar. No sé cómo desahogar mi frustración. No le importamos a nadie, solo a las mujeres, no al que manda.

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