Cuando Anora se alzó con la Palma de Oro en el último Festival de Cannes, solo unos pocos escogidos sabían qué era lo que realmente se había premiado en la cita francesa. Pasó el verano y los primeros pases a prensa adelantaron que nos encontrábamos ante una de las películas de 2024, efectivamente. Lejísimos queda el drama de Anatomía de una caída, con la que comparte galardón, aquí el director Sean Baker confía en una enorme Mikey Madison para poner rostro a una Cenicienta moderna o a la Vivian Ward del siglo XXI en una alocada comedia.
Del club de estriptis al infinito
Anora, Ani para los amigos, baila en un club de estriptis. Lo hace acompañada de amigas en lo que parece ser una gran familia. Será una noche, cuando busquen a alguien que hable ruso entre las chicas, el momento en el que su vida dé un vuelco de 180 grados. Un joven heredero de la fortuna de un oligarca ruso la sacará del Headquarters, su lugar de trabajo, para llevarla a descubrir el mundo de los ultramillonarios. Unos que viven a caballo entre Moscú y Nueva York, hacen su fortuna en negocios opacos y no se preocupan en exceso de sus hijos. Es aquí Vania, Iván, el personaje al que interpreta Mark Eidelstein, el que da vida a este hijo que no tiene miramientos a la hora de gastar y que conoce a una Ani de la que se enamora en el momento en el que se la encuentra en una de sus noches de desenfreno.
Una ‘Pretty Woman’ del siglo XXI
O eso es lo que algunos han querido ver en este acercamiento de Sean Baker a la realidad de las bailarinas de los clubes de estriptis de Nueva York. Eso sí, Pretty Woman es una película que rezuma machismo tres décadas después de su estreno y Anora está en las antípodas de ello. Al final, la historia de Ani no es la de un sujeto absolutamente pasivo que simplemente se deja hacer. Sobre todo en una segunda parte del filme que se convierte en la divertidísima comedia de enredo que es.
Lo sobrenatural de Mikey Madison
A Mikey Madison muchos la habían visto en Better Things. Otros tantos la conocieron en Érase una vez en Hollywood o Scream 4. Pero lo cierto es que esta Anora es la primera ocasión que la actriz ha tenido para lucirse en un protagónico en toda su carrera. Es su actuación la que sostiene las casi dos horas y media de metraje de la película. Es Ani alrededor de la que gravita todo lo que sucede en el filme. Por supuesto, ya apunta a las nominaciones a los grandes premios de esta temporada.
La mirada de Sean Baker
Como ya sucedió en Tangerine, Red Rocket o The Florida Project, sus anteriores proyectos, el director Sean Baker vuelve a mirar a un colectivo marginalizado con toda la dulzura de la que es capaz. Las trabajadoras sexuales vuelven a ponerse en el foco y son reflejadas con dignidad y entereza en pantalla. El cineasta siempre ha apuntado a los márgenes en su cine y en esta película, su consagración, vuelve a demostrar por qué es eso su especialidad.
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