Protector solar: por qué es fundamental usarla a diario
Puedes comprar el méjor sérum facial, aplicar tus activos con la precisión de un químico suizo o hacer doble limpieza como si te fuera la vida en ello. Pero si te saltas la fotoprotección diaria, todo ese ritual no vale de mucho. Así de rotundo se muestra Arturo Alba, cosmetólogo, divulgador y una de las voces más respetadas en el universo del cuidado de la piel: “Seguir una rutina de belleza impecable si no usamos fotoprotección a diario es como querer mantener un jardín exuberante mientras lo riegas con cloro cada día”, sentencia. “Sin protector solar a diario, todo esfuerzo cosmético tiene fecha de caducidad a corto plazo”, apunta el experto.
Y no es una hipérbole. La radiación ultravioleta es el principal factor de envejecimiento extrínseco (es decir, el que depende del entorno, no de tu genética), pero muchos aún lo asocian solo a las quemaduras solares o a los días de playa. Error. Según explica Alba, el daño solar es “acumulativo, silencioso y afecta a nivel de ADN, colágeno y melanina”. Dicho de otro modo: aunque no te quemes, tu piel lo nota. Mucho. “Es el equivalente dérmico a correr una maratón con tacones: puedes hacerlo, pero te va a dejar huella”, afirma Arturo Alba.
La evidencia científica lo respalda. Un estudio publicado en Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology (2013) reveló que hasta el 80% del envejecimiento visible en la piel está causado por la exposición solar crónica. Otro informe de The New England Journal of Medicine mostró el famoso caso de un conductor de camión que, tras 28 años al volante, presentaba un envejecimiento severo en un solo lado del rostro: el expuesto a la ventana. La diferencia era tan notable que se convirtió en prueba visual de lo que la radiación UVA (la que penetra más profundamente) puede hacer.
A todo esto se suma un enemigo menos visible, pero igual de dañino: el entorno urbano. No hablamos solo del sol. También de la luz azul de las pantallas, la radiación infrarroja o la contaminación ambiental. El cóctel perfecto para una inflamación silenciosa y constante que se manifiesta en arrugas, manchas, flacidez y sensibilidad crónica.
Por eso, seguir una rutina cargada de activos de última generación sin sellarla con un buen protector solar es, en palabras del experto, “hacer una rutina a medias”. Y no importa si usas vitamina C, péptidos, niacinamida o incluso los sofisticados exosomas: sin SPF, la piel no se da por enterada. “La piel no se deja engañar”, afirma Alba. “Puede que tú creas que estás haciendo todo bien, pero si falta fotoprotección, ella lo sabe. Y se defiende, sí, pero también se inflama, oxida y degrada”, apunta.