Decidieron celebrar la boda en Marrakech, el 20 de septiembre de 2025 en el hotel Selman Marrakech. La planificación fue un proceso colaborativo que se desarrolló a lo largo de varios viajes a Marruecos durante diez meses. “Desde el momento en que nos prometimos, hubo llamadas en grupo constantes con nuestra familia; todos estaban entusiasmados por hacer de este momento lo que merecía ser”, recuerda Félix. “Ya fuera recorriendo las bulliciosas calles de Jemaa el-Fnaa en busca de regalos únicos para nuestros invitados, volando entre París y Nueva York para las pruebas de trajes y vestidos o recorriendo los hoteles y villas más impresionantes de Marrakech para encontrar el lugar perfecto, la prioridad siempre fue la misma: celebrar nuestro amor, pasarlo en grande y asegurarnos de que nuestros amigos y familiares sintieran la inmensamente agradecidos que estamos por su apoyo incondicional y su esfuerzo por acompañarnos”.
Un pasillo y un arco floral se alzaron sobre la piscina para la ceremonia, y cayeron flores desde el techo cuando Félix y Nina se encontraron al final del pasillo nupcial. “Había belleza en cada dirección que miraras: el verdor marroquí, el público íntimo de 120 personas vestidas de colores mirándonos con orgullo, o el amor que emanaba del escenario bajo el arco cubierto de flores”, cuenta el tenista. “La ceremonia fue privada, cálida, emotiva, todo lo que siempre habíamos querido”.
Cuando Félix empezó a pensar en lo que se pondría para un día tan importante, el primer nombre que le vino a la mente fue Dior. “La elegancia sencilla y la precisión de su trabajo son algo que admiro desde hace mucho tiempo”, explica. “Me hicieron sentir tranquilo durante todo el proceso, y el resultado final fue más que perfecto”.
Nina llevó un vestido de novia a medida de Vera Wang, una versión personalizada del primer vestido que se probó. “El equipo de Vera Wang fue increíblemente receptivo con sus ideas. Intercambiaron imágenes y propuestas hasta dar con el vestido perfecto, que representaba su encanto natural innato”, cuenta Félix. “Además de su kaftán marroquí y su vestido de novia, todos los demás vestidos que lució llegaron directamente desde Líbano hasta Marrakech, de la mano de dos diseñadores libaneses impresionantes, con diseños tan llamativos y únicos que Nina estaba deseando ponérselos todos en cuanto los vio”.