Convertir el arrepentimiento en una herramienta de liderazgo
Aquella vez que decidiste cambiar de trabajo y a las pocas semanas te diste cuenta de que no era lo que te habían prometido; cuando te propusieron formar parte de un proyecto demasiado absorbente y declinaste la invitación sin tener en cuenta que podía ser una oportunidad para promocionarte; ese día en el que preferiste ir a una entrevista de trabajo en lugar de a otra y todo salió mal. La vida se compone de una constante toma de decisiones y algunas de ellas pueden hacerte que aparezca el arrepentimiento, una emoción que si bien es completamente sana y natural, puede ser un lastre cuando se convierte en una constante.
Si nos centramos en lo laboral, a menudo el arrepentimiento se percibe como un signo de debilidad o falta de firmeza. Sin embargo, bien gestionado, puede llegar a ser una herramienta clave para fortalecer el liderazgo y la confianza dentro de los equipos. Según el Dr. Xavier Fàbregas Pedrell, director médico de MAS FERRIOL y especialista en adicciones y trastornos de salud mental, podemos definirlo como “el reconocimiento de haberse equivocado en una decisión que conlleva un aprendizaje y, si es posible, una rectificación”. En otras palabras, es una oportunidad para mejorar, siempre que se enfoque desde la autocrítica y la acción. No obstante, advierte, debería ser una situación excepcional que nos lleve a minimizar el número de veces en las que decidimos de manera errónea, puesto que alguien que se equivoca con frecuencia, o es demasiado dubitativo, puede llegar a perder credibilidad.
Si bien es cierto que el arrepentimiento puede ser una corrección necesaria, que habla bien de nuestra capacidad autocrítica, es importante que analicemos si no forma parte de nuestra volubilidad o indecisión. “Hay personas con una manifiesta incapacidad para definir una posición, entrando continuamente en un mar de dudas, lo que dará como consecuencia el desconcierto del equipo por los planteamientos erráticos que pueden ser contradictorios o incluso incoherentes”.
El facultativo señala que puede adoptar muchas formas, pero los líderes eficaces reconocen que tomar decisiones es, en esencia, asumir riesgos. Esta capacidad va acompañada de la habilidad para rectificar cuando es necesario y buscar soluciones de manera ágil y eficaz, y es aquí donde el arrepentimiento, lejos de ser un obstáculo, puede convertirse en una virtud. “Admitir un error y trabajar para corregirlo refleja una capacidad crítica que enriquece el liderazgo. Pero para que sea operativo, debe venir acompañado de un propósito claro de enmienda”, añade el experto.
El riesgo del arrepentimiento patológico
La falta de gestión adecuada del arrepentimiento puede desembocar en problemas tanto a nivel personal como organizacional. Según el Dr. Fàbregas, las personas narcisistas y aquellas excesivamente obsesivas, que se autocritican en exceso, son los dos perfiles más vulnerables. Ambos suelen ralentizar los cambios de rumbo necesarios para solventar errores y generar tensiones dentro de los equipos.