Bad Gyal, o cómo hacer de unas sandalias negras sencillas la ‘joia’ de la corona
La que fuera protagonista de la portada de Vogue en abril, Bad Gyal, se encuentra en un momento muy (muy) dulce. La cantante catalana acudía a la alfombra roja de Los 40 Music Awards envuelta en un look que, además de llamar la atención por el espectacular diseño del vestido, una pieza destacó de forma siliente: sus sandalias de tiras y tacón fino.
La cantante de Blin Blin, como bien sabemos, tiene cierta predilección por las plumas, por los brillos y por los detalles llamativos a la hora de crear los looks más despampanantes. Como la ocasión merecía, optaba por un vestido en color negro y compuesto por dos partes: una parte superior en la que las plumas fueron el máximo exponente y una falda en tejido satinado de fluidez ideal que potenciaban el combo –y el posado– perfecto. “Siempre que una mujer es un poco libre sexualmente o dice las cosas como quiere, va a haber gente a la que no le va a gustar. Ya no le doy importancia”, reconocía en la entrevista publicada el pasado marzo de 2023 y sigue teniéndolo muy claro.
El vestido por el que se decantaba jugaba con la sofisticación y la provocación haciendo de que los límites entre ellas se difuminaran para desembocar en el resultado: un torso monumental de plumas y una falda larga con una abertura ideal. La seda oscura de un negro profundo caía con precisión sobre su silueta dejando a la vista su pierna izquierda en cada uno de sus pasos como un gesto de poder y carácter, como algo que haría Bad Gyal. La abertura lateral convertía cada movimiento en una acción empoderadora de una feminidad segura y decidida.
La cantante que sabe que el verdadero germen de la sofisticación está en los detalles convertía el estilismo en pura poesía. Para sus pies, escogía unas sandalias de tiras finas y tacón alto que se elevaron como la clave sutil del look para rozar la perfección. Este calzado, aparentemente sencillo, es un diseño que nunca se desvanece y que se instaura entre las tendencias de calzado año tras año. Lo más llamativo de esta pieza es que no intenta imponerse al resto del conjunto, sino que baila al unísono complementándolo de forma inigualable.