Los beneficios inesperados de beber 2,5 litros de agua al día
No es fácil tener un cuerpo. Básicamente naces a cargo de un complejo ecosistema sin haber solicitado el puesto. Y ahora tienes que regarlo todos los días, vamos… beber agua. No solo un poco, sino todo el tiempo. Un vaso de agua y otro y otro… y así sucesivamente. No paras de engullir líquido como si tu vida dependiera de ello (y así es).
Pero, ¿cuánta agua le hace falta en realidad? Las recomendaciones de los expertos varían, situándose entre dos y tres litros, u ocho vasos al día, en función de la estatura, el clima y el nivel general de actividad (un corredor de maratón necesitará más agua que alguien –por ejemplo, yo– que se pase el día sentado frente al portátil). Y el agua no nos mantiene vivos así sin más, de una manera abstracta. Regula la temperatura, mejora la función cerebral y contribuye a la salud de la piel. Aporta nutrientes esenciales a las células y elimina toxinas y residuos nocivos. Sí, hace todo eso.
Aunque la mayoría lo sabemos, muchos no llevamos la cuenta de cuánto bebemos exactamente. Puede parecer aburrido beber agua cuando podríamos tomarnos una Coca-Cola light, y quién tiene tiempo de levantarse constantemente para ir al baño cuando hay plazos que cumplir o WhatsApps que responder. Pero ¿y si nos estamos perdiendo algo? ¿Podríamos transformar nuestras vidas si nos ciñéramos a las recomendaciones y aumentáramos nuestra ingesta de agua? Solo había una forma de averiguarlo. Decidí beber 2,5 litros de agua al día durante una semana para ver si eso mejoraba mi bienestar.
Días uno a tres
Se podría pensar que beber agua es fácil. Lo único que hay que hacer es beber y volver a llenar el vaso. Y el primer litro del día no es un problema. Es a partir del segundo litro cuando las cosas se complican. Cada vez que me muevo, sueno como si agitara una bolsa de agua caliente, y ni siquiera me apetece picar porque estoy demasiado llena de agua. Ah, y me levanto de mi mesa para ir al baño cada 20 o 30 minutos. «¿Estás bien?», me pregunta alguien mientras atravieso la oficina una vez más. «¡Sí!», respondo con prisa porque no puedo concentrarme en otra cosa que no sea ir al baño. No hay tiempo para charlar. Beber agua es ahora mi trabajo a tiempo completo. Y así durante tres días.
Del tercer al quinto día
Bien, ahora es cuando empiezo a notar algunas mejoras. Durante mucho tiempo, he tendido a experimentar un bajón de energía alrededor de las dos de la tarde que duraba hasta primera hora de la noche. Pensaba que tenía algo que ver con los ritmos circadianos o con mi constitución, pero durante este experimento he notado que mi habitual bajón del mediodía nunca llega. De hecho, estoy mucho más despierta y concentrada a lo largo del día. Pero no de una manera exagerada, como cuando tomas mucha cafeína. Es más bien que mis pensamientos se organizan naturalmente sin cansarme. Soy más productiva y, desde luego, mucho menos perezosa.
También me resulta más fácil beber los 2,5 litros. Probablemente no se deba tanto a que me haya acostumbrado, sino a que voy al gimnasio varias veces entre el tercer y el quinto día, por lo que físicamente necesito más agua. Como soy… de la misma altura que Lady Gaga, probablemente no necesito beber tanta agua los días que estoy en la oficina con el aire acondicionado a tope. Beber demasiada agua también puede ser peligroso, ya que puede provocar hiponatremia (sodio bajo en sangre). Así que no abuses del líquido transparente si te sientes totalmente hidratada. Para mí, 2,5 litros está bien si en los días de mucha actividad.
Días cinco a siete
Cuando me miro al espejo después de una semana, noto el cutis más resplandeciente. No una cosa drástica como en The Substance, pero sí como uno de esos días en que tienes “el guapo subido”. Los demás no lo notan, pero yo me veo la cara ligeramente más jugosa. También sigo experimentando mayor claridad mental y menos pereza. De hecho, desde que empecé a beber mis 2,5 litros, no me he sentido cansada hasta la hora de acostarme. Incluso durante los días previos a la menstruación, que es cuando suelo convertirme en una ojera con patas, me siento bien.