Cinco años después, volvieron a recurrir a Anne Mann para organizar la renovación de sus votos en el mismo lugar. La pareja había planeado originalmente pasar su quinto aniversario instalándose en su nueva casa de Miami con sus hijos, pero tras los retrasos en las obras, sus planes cambiaron y decidieron celebrar una renovación de votos espontánea en el mismo lugar donde se casaron. «Una semana antes de irnos, una amiga que suele hacerme las uñas en casa me preguntó si íbamos a volver para renovar nuestros votos», explica Bettina. «Ni siquiera lo había pensado hasta que ella lo mencionó, pero en cuanto se me metió la idea en la cabeza, no pude quitármela de la cabeza. Me pareció el momento perfecto para hacerlo, ¡sobre todo con nuestros bebés allí con nosotros!».
Poco después, Bettina se puso en contacto con Anne Mann –»que siempre hace magia»– para ver si Johannesdal Farm estaría disponible para las fechas de su viaje. “No me lo podía creer, pero nos salían dos noches gratis, ¡e inmediatamente dijimos que sí!”, ríe Bettina. Recuerda que la siguiente pregunta de Anne fue: «¿Así que queréis planear una renovación de votos en cinco días?». Bettina, que le estaba dando el pecho al bebé mientras atendía los e-mails, contestó: «¡Por supuesto, hagámoslo: la vida es para celebrarla!». Bettina lo describe así: «La idea de poder revivir esos momentos, pero ahora como una familia de cuatro, me emocionó mucho y me pareció muy especial. Era la manera perfecta de marcar este nuevo capítulo de nuestras vidas». Llegó la locura, las llamadas, las pruebas y los preparativos para que todo saliera bien».
A la mañana siguiente, Bettina se puso manos a la obra, haciendo llamadas, corriendo a las pruebas y organizándolo todo. «Había echado el ojo a una diseñadora increíble, Ellie Misner. Está especializada en corsetería y me alucinó la silueta de uno de sus vestidos», explica Bettina. «Me puse en contacto con ella con la esperanza de que pudiéramos hacer algo que funcionara, y así fue. También quería ponerme en contacto con mi querido amigo Ahmed Akhyeli, el diseñador de la marca Khyeli, que me ayudó a crear mi vestido de novia. Quería llevar una de sus piezas para que nuestra boda fuera aún más especial, ya que él diseñó mi vestido de novia. Brunello Cucinelli también se esforzó al máximo en el último minuto, probándole a Carlos un traje increíble a horas intempestivas y entregándoselo completamente hecho a medida a las 10 de la mañana. Al día siguiente, a las 6 estábamos en pie, con las maletas hechas y en camino».