Biblioterapia como forma de entender el mundo (y a nosotros mismos)
En plena era del bienestar y del autocuidado, –y de esos actos de selfcare a los que muchos no dejan de referenciar constantemente–, resurgen prácticas que siempre han estado ahí y que ponen el foco en la salud mental. Los libros de autoayuda pueden ser un claro ejemplo, pero no necesariamente necesitan pertenecer a tal género para servirnos de ayuda emocional. La lectura puede ser mucho más que ese lugar de calma, de refugio o de simple desconexión de la realidad –uno de esos grandes momento del día al que muchos ansían llegar–. Como bien dice Juan José Millás: “Se empieza a leer por las mismas razones por las que se empieza a escribir: para comprender el mundo”. Es una puerta a la vida y a sus complejidades, pero también al autodescubrimiento. Y por eso mismo, tiene su propia aplicación terapéutica: la biblioterapia.
¿Qué es la biblioterapia?
“Los libros nos ayudan a poner en palabras aquello que ya tenemos dentro”, cuenta María Pía Izquierdo, psicóloga y creadora de la plataforma de salud mental @bilioterapia.pe, un espacio dedicado a promover el bienestar emocional a través de la lectura y la biblioterapia. “En un mundo donde muchos se sienten desconectados, leer puede ofrecernos esa sensación de pertenencia, comprensión y catarsis”, explica. Una práctica psicológica que resurge en plena búsqueda de herramientas y formas de alcanzar la tranquilidad emocional. “La biblioterapia es el uso dirigido de libros para la resolución de problemas y condiciones humanas”, define Izquierdo. “Es una forma de sanar a través de la lectura”.
¿Alguna vez, al finalizar un libro, has sentido que era precisamente lo que necesitabas leer en ese momento de tu vida? La función terapéutica de la lectura y la posible identificación con sus protagonistas y su historia explican esa conexión. “Independientemente del género al que pertenezcan, los libros nos permiten explorar sentimientos, lo que facilita la introspección y la sanación emocional”, indica la psicóloga. Sin embargo, esta rama de la terapia no ha surgido en la era del bienestar ni como forma de buscar entender nuestros problemas actuales. “Aristóteles ya utilizaba la lectura para despertar emociones sanadoras tanto en él como en sus estudiantes”, destaca la experta. De hecho, esta idea ya estaba presente en culturas del pasado: en la Biblioteca de Alejandría –fundada alrededor del 300 a.C– yacía una inscripción que decía “Medicina para la Mente”, mientras en la Biblioteca de Tebas, en la antigua Grecia, yacía otra que pregonaba la lectura como «Curación del Alma». Pero el uso sistemático de los libros con fines terapéuticos comenzó en Europa a finales del siglo XVIII, nos cuenta Izquierdo.
“El efecto terapéutico de la literatura siempre ha existido”, asegura la psicóloga. “La sensación de alivio y calma que experimenta una persona al leer un libro está estrechamente relacionada con el nivel de conexión que logra establecer con el texto”, aclara. Y este vínculo varía en función de la situación emocional de cada uno. No hay más que pensar en los diferentes significados que puede adquirir un libro en función de la época de la vida en la que nos encontremos. “Puedes leer un título en un determinado momento y sacar ciertas conclusiones, pero, al pasar los años, cuando lo relees, todo cambia: descubres nuevos matices y aprendes algo distinto”, explica la psicóloga. “Es como si nuestro mundo interno se conectara con la historia y la sacudiera, mostrándonos algo que antes no habíamos visto”. De ahí la recomendación por excelencia para releer: El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Un clásico en la infancia de muchos que, décadas más tarde, abre las puertas a la reflexión sobre el mundo adulto.
La psicóloga pone sobre la mesa otro ejemplo para entender este carácter psicológico (y vivencial) que pueden poseer los libros: “Si alguien está pasando por un duelo (ya sea amoroso, por la muerte de un ser querido, un cambio de ciudad…), se sentirá más identificado con una historia que hable sobre las pérdidas, la melancolía, la tristeza, el dejar ir, los cambios y la inevitable sensación de nudo en el pecho que trae consigo el proceso de duelo”.
Una herramienta de apoyo a la terapia convencional
Si bien leer un libro puede resultar sanador, no es una solución rápida al problema en su conjunto. “La eficacia de la biblioterapia dependerá del estado emocional de la persona y de la gravedad de lo que que esté atravesando”, destaca la psicóloga. Una simple recomendación no puede considerarse parte de esta disciplina, sino que se trata de una herramienta complementaria y de un apoyo a la terapia convencional. “Todo lo relacionado con la capacidad de creación del ser humano puede ser visto como una forma de curación en sí misma, pero la biblioterapia es más efectiva cuando se utiliza como complemento”, asegura.