Trato personalizado o bienestar a la carta: el reclamo de los que se cuidan
¿Recuerdas cuando viajabas fuera de España y todo era novedad? Descubrir cada país a través de su gastronomía, costumbres o maneras de relacionarse era un verdadero lujo que ha quedado en el olvido gracias a la globalización. Ahora, los souvenirs han perdido algo de sentido y podemos encontrar prácticamente cualquier cosa que deseemos deslizando el dedo por nuestro smartphone. Algo similar sucede cuando buscamos servicios asociados al bienestar que nos aporten soluciones personalizadas, que en realidad solo parecen querer meternos en un modelo estándar en el que no siempre encajamos.
Cada persona es única, por lo que va a necesitar una atención diferente, productos adecuados a su condición y un trato a la carta que escuche sus demandas en profundidad. Bajo esta premisa trabaja Esther Moreno, facialista y cosmetóloga, quien más allá de personalizar sus rutinas de belleza, la crea desde cero. «Para mí es imposible trabajar una piel de forma óptima a través de protocolos establecidos. Ni siquiera trabajo igual los dos lados del rostro. He optado por crear tratamientos a medida porque cada piel es única y tiene necesidades específicas que deben ser atendidas de manera individualizada. El estado de ánimo, la dieta y la falta de rutina influyen significativamente en la piel”.
Moreno ha desarrollado un método propio al que llama de las 3R’s: reconectar, reencontrar y redescubrir. “Se centra en entender y tratar la belleza de la piel de manera holística, asegurándome de que cada tratamiento sea una creación artesanal y única para cada cliente”, y añade que es fundamental que se trabaje en casa de igual forma, de lo contrario no serviría de mucho.
Ninguna persona necesita lo mismo para brillar
Algo similar es lo que piensa Salena Sainz, nutricionista de Naturae Nutrición, quien a lo largo de su trayectoria ha aprendido que generalizar en alimentación es sinónimo de fracaso. “Cada persona necesita nutrientes diferentes, número de ingestas determinadas y además adecuadas a su actividad y ritmo diario. A partir de cierta edad, vitaminas como la D o el calcio se posicionan en primer lugar, mientras que ya no son tan necesarias altas cantidades de carbohidratos como en etapas tempranas”.
La experta en nutrición arguye que esta evolución debe aplicarse siempre sin una restricción calórica drástica, sino con un cambio de hábitos y de conjugación de nutrientes. “Una dieta restrictiva nos conduce a un enlentecimiento del metabolismo y un efecto rebote a largo plazo. Necesitamos que nuestras rutas metabólicas sean eficaces y productivas, manteniendo ingestas dirigidas a células diana con el fin de combatir los radicales libres y dar al organismo todos los nutrientes”.
La piel demanda personalización
Por su parte, Esther Moreno reconoce que la gente cada vez es más consciente de que la piel es un órgano vivo y en constante evolución, por lo que necesita ser tratado de manera personalizada. “Mis clientas buscan soluciones que vayan más allá de los protocolos estandarizados”, y explica que a nivel técnico, sus tratamientos se basan en un diagnóstico detallado de la piel y en la utilización de una combinación cuidadosamente seleccionada de ingredientes activos y técnicas manuales, complementadas con aparatología específica cuando es necesario. Aunque aquí lo reseñable es su implicación emocional, “la entrevista personal que realizo al inicio me permite conocer las preocupaciones internas y el estilo de vida de mis clientas, lo que me ayuda a diseñar un tratamiento que no solo mejora su piel, sino que también promueve una relación más saludable y consciente con su propia piel. Este enfoque integral las ayuda a sentirse escuchadas y valoradas, impactando positivamente en su bienestar emocional”.
Sainz hace una interesante reflexión al señalar que cada paciente busca algo diferente y similar a la vez. “Lo primero sentirse bien y reconciliarse con su cuerpo y con la comida. Después, solucionar las distintas patologías digestivas, tales como alteraciones hormonales —tiroides, perimenopausia o menopausia—, autoinmunidad o combatir el envejecimiento, son los más demandados”. Y remarca que su debilidad es la salud físico-emocional de la mujer y cómo ayudarla a ser feliz a través de la comida. “He visto mucho sufrimiento en pacientes que han sido objeto de dietas muy dañinas y que han quedado muy tocadas psicológicamente. Por tanto, alcanzar un objetivo de pauta nutricional personalizada para sentirse mejor es siempre mi prioridad”.