Con Bird, la directora Andrea Arnold vuelve a dar una clase magistral de cine independiente, libre y único. Quizá con algo más de presupuesto que sus anteriores propuestas, pero tan personal como lo fueron American Honey o Fish Tank. Aquí cuenta la cineasta británica la historia de una familia encabezada por Barry Keoghan como Bug, padre soltero, que habita en una casa okupa en Kent. Es a través de los ojos de Bailey, la hija de doce años a la que da vida Nykiya Adams, como el espectador asiste a una vida en un rincón en el que pocos se atreverían a transitar. El largometraje se mostró al mundo en la edición de 2024 de la Berlinale y participó en sección oficial del pasado Festival de Cannes. Será a partir del 29 de noviembre cuando se pueda ver en salas españolas y aunque el reclamo sea el actor irlandés, la producción cuenta con otro protagonista que resulta profundamente más carismático que quien fuera actor principal en Saltburn.
Franz Rogowski es Bird. Bird es quien da nombre a esta película y también una persona que vaga por los alrededores de esa okupa de la que escapa a menudo Bailey con un atuendo estrafalario. El actor alemán vuelve a demostrar aquí por qué tiene uno de los rostros más magnéticos del cine actual, como ya hizo en Passages, aquel triángulo amoroso que protagonizó junto a Ben Wishaw y Adèle Exarchopoulos de 2023. Se unen a lo largo del metraje Bailey y Bird en una búsqueda que alejan a la pequeña por algunos ratos de la violencia que impera en un hogar marcado por las adicciones.