Daniel Lee acudió al National Theatre de Londres para presentar su colección de primavera-verano 2025 de Burberry, con siluetas tanto para hombre como para mujer. Esta temporada, como es habitual, el diseñador británico se inspiró en las raíces inglesas de la firma, dando protagonismo a lo británico en el sentido más amplio, con toques inesperados de suavidad. También colaboró con el artista Gary Hume, invitado a crear el decorado del desfile.
Lo más destacado del desfile de Daniel Lee para la primavera-verano 2025 de Burberry
Fiel a las raíces inglesas de Burberry, la casa dirigida por Daniel Lee optó por encargar al artista Gary Hume que diseñará el set del desfile. Originario de Kent, y destacado miembro del grupo de los Young British Artists que surgió a finales de los 80 en la escena de Reino Unido, fue el encargado de insuflar vida al entorno del desfile.
El artista se inspiró en su instalación Bays, realizada con láminas impermeables cortadas con formas geométricas, que se presentó por primera vez en la década de 1990: “Cuando Daniel se puso en contacto conmigo para esta colaboración, me sorprendió que conociera la instalación Bays, porque es una obra que hice hace mucho tiempo y que no se ha visto mucho”, dice Gary Hume, cuya obra reciente se expone actualmente en Londres (Gary Hume : Mirrors and other creatures, hasta el 19 de octubre en la galería Sprüth Magers).
Para Daniel Lee, las palabras clave de la temporada fueron comodidad, suavidad y voluptuosidad. El diseñador inglés volvió a poner el foco en las prendas de abrigo, como las gabardinas y las parkas características de Burberry, que reformuló lúdicamente con un aire más desenfadado, tanto imprimiendo alegría a la paleta cromática como jugando con sus texturas y volúmenes.
Confeccionadas en popelín de seda, las gabardinas se renuevan: mientras que el clásico trench incorpora aplicaciones de plumas de imitación en organza de seda, otras prendas como chaquetas, vestidos y tops de seda reciben elementos tomados del abrigo. Por ejemplo, un abrigo se transforma en un vestido fluido de color naranja vibrante o se acorta para incluir un cuello con un lazo gigante. Los pantalones de popelina de seda y los abrigos confeccionados en lino transmitían ligereza. Los colores, por su parte, eran eclécticos: tonos tierra que iban del caqui al beis y el marrón, pero también lilas y naranjas que aportaban frescura al conjunto.
Los conceptos de protección y funcionalidad siguen omnipresentes: las prendas para la lluvia van en su mayoría impermeabilizadas y equipadas con numerosos bolsillos. Lo mismo ocurre con los pantalones cargo, una de las piezas más memorables del desfile, que se presenta en una versión caqui sutilmente inspirada en referencias y2k para las mujeres, o realzada con el icónico motivo de cuadros para los hombres. ¿El golpe maestro de Daniel Lee? Algunas combinaciones bastante inesperadas: una parka sobre un vestido de noche de brillantes lentejuelas metálicas y ondeantes flecos; o polos sencillos con largas faldas plisadas.
El diseñador, natural de Bradford, al oeste de Inglaterra, ha vuelto a demostrar su amor por su país con una colección impregnada de detalles estéticos puramente británicos. «Quería expresar una elegancia fácil de llevar. Hay una creatividad intrínsecamente británica y las siluetas están impregnadas de familiaridad».
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.fr
