El paso de los años ha sentado bien a La red social, de David Fincher, el largometraje sobre los inicios de Facebook. La BBC, incluso, la incluyó en la lista de mejores películas del siglo XXI. Mala noticia para los gemelos Cameron y Tyler Winklevoss, retratados como pardillos, y, para colmo, interpretados por el hoy infame (y públicamente caníbal) Armie Hammer. Cabe suponer que sus inminentes planes de llevar a Gemini –su plataforma de intercambio de criptomonedas– a cotizar en Bolsa les ayuden a pasar página, o al menos a olvidar el guion de Aaron Sorkin.
La compañía presentó de forma confidencial la documentación para una oferta pública inicial en EE UU, capitalizando el renovado optimismo en el sector cripto (con el bitcoin superando ya los 100.000 dólares por unidad). La fecha exacta aún no se ha publicado oficialmente, pero según diversas fuentes hay consenso en que la cotización podría producirse antes de que termine el tercer trimestre de 2025.
Gemini es una plataforma de compraventa y custodia de criptomonedas fundada en 2014. Su propuesta de valor se ha centrado desde el inicio en ofrecer un entorno seguro, regulado y transparente para operar con activos digitales, en contraste con el enfoque más desregulado –y en muchos casos opaco– de otros exchanges del sector.
La historia de los Winklevoss tomó forma en los pasillos de Harvard a inicios de los 2000. En 2002, cuando eran estudiantes de la prestigiosa universidad, Cameron y Tyler (junto a su compañero Divya Narendra) concibieron una red social para conectar a alumnos de Harvard, proyecto llamado inicialmente HarvardConnection y luego ConnectU.
En busca de un programador, sumaron al entonces estudiante Mark Zuckerberg al equipo, que terminó lanzando TheFacebook en 2004 por su cuenta y que es ahora presidente ejecutivo de Meta. Los gemelos le acusaron de haberles robado la idea y el código fuente, retrasando deliberadamente el desarrollo de ConnectU para beneficiarse él mismo.
Lo que siguió fue una agria batalla legal. El caso culminó en 2008 con un acuerdo extrajudicial: los Winklevoss recibieron 20 millones de dólares en efectivo, más acciones de Facebook valoradas en 45 millones.
En 2008 participaron en los Juegos Olímpicos de Beijing representando a Estados Unidos en la prueba de remo de dos sin timonel, donde lograron un sexto lugar. En 2012 fundaron Winklevoss Capital Management, su propia firma de inversión, y fue en ese periodo cuando descubrieron el que se convertiría en su nuevo foco: bitcoin. Según han contado ellos mismos, durante unas vacaciones en Ibiza en 2012 oyeron hablar de esta entonces oscura criptomoneda.
Una apuesta visionaria
Su primera apuesta fue invertir en BitInstant, uno de los primeros servicios para comprar bitcoins fácilmente. En 2013 destinaron 1,5 millones de dólares a esta startup (cuando el bitcoin cotizaba a apenas 8 dólares). Sin embargo, este negocio temprano fracasó estrepitosamente cuando se descubrió que parte de sus usuarios lo utilizaban para blanquear dinero del narcotráfico, escándalo que llevó a la cárcel al fundador de BitInstant, Charlie Shrem.
Lejos de desalentarles, este traspié reforzó la determinación de los Winklevoss en el mundo cripto. Convencidos de que bitcoin sería “más grande que Facebook”, decidieron ir all-in: hacia 2013 compraron aproximadamente el 1 % de todos los bitcoins en circulación, unas 120.000 monedas por un valor aproximado de 11 millones de dólares.
Los hermanos propusieron construir infraestructuras para llevar las criptomonedas al público masivo de forma segura y regulada. Identificaron que el ecosistema de exchanges en aquellos años era precario. Así, en 2014 fundaron Gemini (haciendo honor al término latino de “gemelos”). Para 2017, cuando bitcoin rondaba los 10.000 dólares, su inversión inicial se había revalorizado por encima de los 1.000 millones de dólares, lo que los convirtió oficialmente en los primeros multimillonarios en dólares gracias a la criptomoneda más conocida.
La reciente acogida positiva del debut bursátil de Circle ha reactivado el interés de los inversores, y Gemini aspira a capitalizar ese impulso para consolidarse como uno de los grandes actores regulados de la industria.
Su físico y antecedentes les hacen destacar: son gemelos idénticos de casi dos metros de estatura, con porte atlético gracias a su pasado como remeros olímpicos. Ambos tocaron música clásica de jóvenes. En plena pandemia lanzaron una banda de rock llamada Mars Junction, en la que Tyler es el vocalista principal y Cameron el guitarrista.
En cuanto a su vida privada, han mantenido un perfil relativamente discreto en lo personal. No se conocen matrimonios ni hijos a la fecha y suelen aparecer juntos en la mayoría de eventos públicos, reforzando esa imagen casi inseparable de gemelos espejo. Residen en Nueva York y también pasan tiempo en Los Ángeles y en su Connecticut natal. Su fortuna conjunta se cuenta en miles de millones: en 2025, Forbes estimó el patrimonio de cada uno en unos 4.400 millones de dólares
Ahora, con la posible salida a Bolsa de Gemini, Cameron y Tyler se preparan para su siguiente gran regata —esta vez, en las aguas de Wall Street—. El resultado de esa travesía determinará si estos hermanos continúan remando a favor de la corriente de la revolución financiera, y si finalmente logran el reconocimiento perdurable como pioneros de la nueva economía digital que han buscado construir.
Competidores natos
Pasión deportiva. Los gemelos Winklevoss han trasladado su pasión deportiva del remo olímpico a las inversiones financieras, concretamente en el fútbol británico. En 2024 se coPasión deportiva. Los gemelos Winklevoss han trasladado su pasión deportiva del remo olímpico a las inversiones financieras, concretamente en el fútbol británico. En 2024 se convirtieron en copropietarios del Real Bedford FC, un modesto club inglés de octava división. Invirtieron 4,5 millones de dólares (en bitcoin) con la ambición de llevar al equipo hasta la Premier League, convirtiéndolo en un experimento de fútbol financiado por criptomonedas.nvirtieron en copropietarios del Real Bedford FC, un modesto club inglés de octava división. Invirtieron 4,5 millones de dólares (en bitcoin) con la ambición de llevar al equipo hasta la Premier League, convirtiéndolo en un experimento de fútbol financiado por criptomonedas.