No hace mucho hubo revuelo en torno a Carla Simón y el hecho de ganar el premio nacional de cinematografía, que algunos anunciaban que era demasiado pronto dada su corta trayectoria sin tener en cuenta que el premio reconoce el año natural. Aun así, estamos ante una cineasta que ya apunta a ser referencia cuando se repase este periodo del cine español y a toda una generación de directoras, muchas sabiendo seguir la estela de una película como ‘Verano 1993’.
Un verano nada sencillo
Su debut fue una de las películas más destacadas en una nueva ola de cine naturalista y pequeño, principalmente poblado por cineastas femeninas, y marcó la singular voz de una Simón que no ha parado de crecer desde entonces. Aun así, esta primera joya tiene todavía un carácter especial, y se puede ver en streaming a través de HBO Max, de Filmin y de Netflix.
Frida tiene que dejar la vida en Barcelona para irse a vivir a las afueras con sus tíos, que ahora ejercen de familia adoptiva tras la muerte de su madre en terribles circunstancias. Rodeada por familiares, aunque sintiendo una inexplicable distancia constante, Frida vivirá un verano diferente que la cambiará para siempre.
La película hila fino a través de los diferentes marcos desde los que afronta una historia con ramificaciones en ‘Romería’, también abordando la pérdida de unos padres a causa de la drogadicción y el SIDA y cómo esto es tratado con estigma. Lo hace a través de un personaje demasiado pequeño para comprender todas las dimensiones del problema, pero no ignorante de lo que supone la ausencia y de cómo se conversa sobre ella.
Simón respeta muchísimo la perspectiva subjetiva de su protagonista infantil, al mismo tiempo que intenta capturar una especie de paseo por los recuerdos (no necesariamente de forma autobiográfica, aunque claramente sí personal) donde todo acaba desvelando un hilo específico. Uno que quizás sólo queda claro con el paso del tiempo, pero que la cineasta no explota excesivamente para no traicionar la experiencia pura de una niña, incluso en una situación compleja como esta.
Signos de una cineasta que mira con cuidado a través de su cámara, y que emplea también el montaje con mucha inteligencia. Siempre cortando para no caer en una explotación excesiva de la emoción, pero resultando desbordante en esa área igualmente. Un talento notable que no ha hecho sino consolidarse para volverse uno de los nombres más interesantes de nuestro cine.
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