Carlos III de Inglaterra fuerza al príncipe Andrés a renunciar a sus títulos para frenar el deterioro de la Corona | Internacional

El príncipe Andrés deja de ser duque de York. Así lo ha confirmado el palacio de Buckingham en un comunicado emitido durante la tarde de este viernes. El rey Carlos de Inglaterra ha forzado a su hermano a renunciar a todos sus títulos, para intentar que los continuos escándalos que ha protagonizado no deterioren aún más la imagen de la Corona. El segundo hijo de Isabel II seguirá siendo príncipe, porque ese es un título de nacimiento, pero ya no realizará actividad pública alguna en nombre de los Windsor, dejará de ser llamado Su Alteza Real y no participará en ninguna de las celebraciones oficiales de la familia, comenzando por la tradicional reunión de Navidad en la residencia de Sandringham.

“Tras discutirlo con el Rey, y con mi familia inmediata y más cercana, hemos llegado a la conclusión de que las acusaciones continuas contra mi persona suponen una distracción para Su Majestad y la Familia Real durante sus tareas. He decidido, como siempre he hecho, anteponer mi deber con mi familia y con mi país. Me reafirmo en la decisión que tomé hace cinco años de alejarme de mis tareas públicas”, afirma Andrés de Inglaterra en el comunicado.

“De acuerdo con Su Majestad, ambos hemos creído que debo ir un paso más allá. Por ello, ya no usaré mi título ni los honores que se me han concedido. Como ya he dicho anteriormente, niego todas las acusaciones vertidas en mi contra”, concluye.

La gota que ha colmado el vaso ha sido la publicación de las memorias póstumas de Virginia Giuffre, la mujer que sufrió los abusos del millonario pedófilo, Jeffrey Epstein, y que fue forzada a tener sexo con el príncipe Andrés cuando tenía solo 17 años. Giuffre, que se suicidó el 25 de abril de 2025, describió en el libro al entonces duque de York como alguien “consciente de sus privilegios” y que creía que “tener sexo con ella era su derecho de nacimiento”.

Giuffe cerró un acuerdo multimillonario extrajudicial con el príncipe Andrés en febrero de 2022, para zanjar la demanda que había interpuesto por abuso sexual contra el hijo de Isabel II. Nunca se hizo pública la cifra entregada por el príncipe, que jamás admitió oficialmente su culpabilidad. La prensa británica habló de unos 14 millones de euros. Gran parte de ellos salieron del patrimonio personal de la entonces reina de Inglaterra.

La desastrosa y arrogante entrevista con la BBC, de 2019, en la que Andrés de Inglaterra intentó sin éxito explicar su relación con el millonario estadounidense pedófilo y su supuesto abuso sexual de Virgina Giuffre cuando era una menor, ya llevó al palacio de Buckingham a apartar al duque de York de todas las actividades oficiales de la casa real británica.

Aunque afirmó entonces que había cortado todo vínculo con Epstein después de la publicación de la foto de ambos en Central Park, en Nueva York, en diciembre de 2020, meses después surgieron correos electrónicos entre ambos en los que el duque aseguraba: “Mantengámonos en contacto. Pronto volveremos a jugar”.

En medio del debate político más intenso de los últimos meses en el Reino Unido, con el caso de los espías de China que la fiscalía ha dejado escapar, a nadie se le pasa por alto que Andrés también tuvo relaciones turbias con un supuesto agente a las órdenes de Pekín.

Yang Tengbo, conocido también como Chris Yang y presidente durante años de la empresa minera Hampton Court, llevaba viviendo dos décadas a caballo entre Londres y Pekín. Fue acusado por un tribunal británico de actuar como espía y de utilizar al duque de York para acceder a altas esferas de poder.

Detenido en un aeropuerto en 2021 cuando intentaba volver a entrar en el Reino Unido, en su teléfono móvil encontraron sustanciosa información ―textos y fotografías― que detallaba su especial relación con el príncipe Andrés. Gracias a ese contacto había sido capaz de acceder a eventos en el palacio de Buckingham, en el castillo de Windsor y el palacio de Saint James, así como a la celebración del 60º cumpleaños del duque de York.

Tanto el príncipe Andrés como su esposa llevan años intentando hacerse perdonar sus escándalos para poder regresar a la esfera pública, pero sobre todo para poder preservar los derechos, títulos y privilegios de sus dos hijas. Ferguson había recuperado incluso la bendición de la familia real, que la volvió a invitar a la celebración navideña de todos los años en la residencia de Sandringham. Cuentan las crónicas de la realeza británica que el rey Carlos III estaba muy agradecido a su excuñada por las labores de disuasión que había empleado en convencer a Andrés de Inglaterra para que se mantuviera en un plano discreto. Sin embargo, la reciente revelación del humillante email de la duquesa de York a Epstein, enviado en 2011, a pesar de que entonces ya estaba condenado por delitos sexuales, volvió a enviarla al ostracismo social.

Carlos III permite a sus sobrinas Beatrice y Eugenia, las hijas del príncipe Andrés y de Sarah Ferguson, mantener sus títulos de princesas. Y la familia podrá seguir viviendo en la residencia que desde hace años ocupa en el complejo que rodea al castillo de Windsor.

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