La sencillez ha encontrado en Carolina de Mónaco su mejor embajadora
Mónaco se convierte cada verano en el escenario de una de las citas más esperadas del calendario ecuestre, el Longines Global Champions League. Un evento que combina glamour con la pasión por la hípica, y al que la familia Grimaldi guarda especial aprecio. Sin la compañía de ninguna de sus hijas, Carolina de Mónaco acudió a esta cita anual de la mano de su hermano, el príncipe Alberto, e impactó con un impecable estilismo con el que dejó claro por qué se la considera una de las mujeres mejor vestidas del mundo. Procedemos a analizarlo.
No, no le hicieron falta ornamentos ni excesos. Más bien, todo lo contrario. La monegasca optó por ponerse unos pantalones oscuros de inspiración boho, con bajo desflecado y estampado en zigzag en múltiples colores, a la par que vistió su torso con la camisa más clásica de todas, la blanca. Cómoda y fresquita, sorprendió por su minimalismo en comparación con los looks que había llevado otras veces para este campeonato, como por ejemplo el conjunto de chaqueta de Chanel que se puso en 2024 y que desde esta cabecera señalamos en su día como muy buena opción para invitadas.
La princesa de Hannover llevó además esta camisa Oxford sutilmente desabrochada en el escote, dándole así un toque mucho más relajado, y se atrevió con una joya bastante osada para una royal: unos grandes pendientes de aro. Completó todo el estilismo con unas sandalias negras abiertas en sintonía con la tonalidad del pantalón.
Bruno Bebert / Bestimage / Cordon Press