En la crítica de los dos primeros adelantos de ‘Michelangelo Dying’, mi compañero Jordi Bardají comentaba que “apuntan a un álbum de indie pop calinoso y experimental en su uso de diferentes instrumentos. En ambos cortes reina una especie de surrealismo brumoso”. Y así es: desde ‘Reward’ me da la sensación de Cate Le Bon hace los discos que quiere escuchar ella. Su afán parece ser pulir su sonido. Crear un modelo de canción concreto: uno que toma el ‘Ashes to Ashes’ de Bowie pasado por el tamiz de 4AD, de los primeros Cocteau Twins. Saxo, bajos, guitarras, voz y sintetizadores sumidos en esa niebla casi pastosa.
No sé si Cate ya ha conseguido llevar su sonido a donde quiere, no sé si este es el capítulo final de su búsqueda…. Pero sí que es cierto que ‘Michelangelo Dying’ es más expansivo que ‘Pompeii’. Porque a pesar de tanto derroche estilístico, de la teatralidad de su portada, no es un disco meramente estético. Es un disco de ruptura, desgarrado a su manera. Sí, las letras serán crípticas y surrealistas como suelen ser en ella. Pero de Cate emerge un dolor real por el final de una relación amorosa. El lamento no solo por la pérdida de una persona amada, sino de todo lo que tenían en común: lugares, costumbres…
Los sintetizadores flotantes de ‘Jerome’, la pista inicial, ya apuntan claro en la búsqueda de esa sonoridad tan misteriosa. La voz en reverb permanente de Cate es una de las constantes que se repiten. Como lo es imitar las inflexiones de Bowie, sobre todo en ‘Love Unrehearsed’. Pero hay en este tema también un estribillo arrebatador y el saxo de Euan Hinshelwood (otra de las constantes del álbum), al más puro estilo Roxy Music. Cate se sacude la modorra en ‘Mother of Riches’, con su bajo tan amplio, las percusiones tribales que entran hacia el final, el saxo tan omnipresente como lejano… Aunque la voz de ella suene al borde del desmayo.
‘Is It Worth It? (Happy Birthday)’ es tan enigmática como sentida. Aunque Cate cante de esa manera tan suya, tan artificiosa a veces, la letra es una asunción de derrota y añoranza: “Pensé en tu madre, espero que sepa, lo mucho que la quería”. El cénit es ‘Heaven Is No Feeling’, mágica y misteriosa. Cate medio canta, medio recita, se desata en su estupendo estribillo, mientras se columpia en una línea de bajo oceánica y un saxo onírico.
En el tramo final, la bruma empieza a dejar pasar el sol. El arranque de ‘Body as a River’ remite a Mercury Rev, con un crescendo emocionante. En ‘Ride’ encima está John Cale, galés ilustre que parece cómodo dando réplica a sus ilustres compatriotas. Tras un inicio solemne, asoma un escape, la esperanza… a pesar de que de fondo se deje escuchar a Cale entonado “es el último viaje”.
Y hacia el final, en ‘I Know What’s Nice’ se atisban nuevos horizontes. Se inicia acuosa, pero se cuela una guitarra acústica y se desliza, de manera discreta, hacia el sofistipop ochentero… Cate se ríe un poco de ella misma: “Didn’t do it right / And now I’m older than Lady Diana” (“No lo hice muy bien / y ahora soy mayor que Lady Diana”). Pero al final se reafirma: “Sé lo que es bonito”, aunque también se rompa un poquito: “I’m leaving someone I love / I can’t breathe for someone I love” (“Estoy dejando a alguien que amo / No puedo respirar por alguien que amo”).