Ha pasado más de una década y la actriz acumula ahora tres estrenos de muy distinta índole. Es una de las protagonistas de On the Go, el debut en la dirección de Julia de Castro junto a María Royo –cine experimental que homenajea Corridas de alegría, el filme de 1982 de Gonzalo García Pelayo–, que llegó a los cines a finales de junio; tiene un papel primordial para el desarrollo de la trama y habla catalán en Sociedad negra, de Ramón Térmens, y en septiembre presenta en el Festival de San Sebastián Emmanuelle, la nueva película de Audrey Diwan (tras alzarse con el León de Oro del Festival de Venecia con El acontecimiento) que recupera a los personajes de la novela del mismo título de Emmanuelle Arsan, que ya se vieron en pantalla en la recordadísima película erótica de 1974. Es el filme de inauguración del certamen, se verá en salas españolas a partir del 27 de septiembre, y en él comparte protagonismo con Naomi Watts o Noémie Merlant. “Me dijo mi representante de entonces que buscaban una actriz para ese papel. Yo hago un montón de pruebas para trabajos fuera en los que nunca me cogen y pensé que con este sucedería lo mismo. Siempre buscan por ahí, pero al final se quedan con la asiática más famosa de Estados Unidos”, recuerda. Finalmente, el papel llegó y la experiencia de trabajar con la cineasta francesa no pudo ser mejor. “Es una persona muy respetuosa, amable y cariñosa”, comparte. “He llegado a coescribir con ella las conversaciones porque quería que me sintiera cómoda y que el diálogo saliera de mí de una manera absolutamente orgánica”.
En Emmanuelle, al igual que en On the Go, la actriz abraza dos roles físicos y con tramas que utilizan el erotismo como herramienta sin dar muestra de miedo alguno. “No tengo ningún problema con la desnudez”, explica. “En esos momentos siento que mi cuerpo pertenece al personaje y ya tiene una distancia conmigo misma. Mis principios nunca deberían suponer un obstáculo para construir personajes. Respeto a los actores que piensan que el cuerpo sirve para expresar al igual que la cara”, reconoce. “No entiendo a los que son demasiado recatados. Búscate otra profesión”.