ChatGPT, el nuevo psicólogo, confidente… o incluso algo más

Querido ChatGPT, ¿me quieres?

La escena podría parecer de ciencia ficción, pero sucede a diario en 2025: alguien abre una aplicación, escribe lo que siente, y una inteligencia artificial le responde con calma, empatía y disponibilidad incondicional. Her ya no es una película y en su momento la comentábamos espantados preguntando a nuestro acompañante de carne y hueso: ‘¿Te imaginas que fuera real esto? Qué horror’. Pues está pasando.

Pero la realidad, además de superar la magia del cine, se ha plasmado en un fenómeno cultural. Y sí, esa IA, se llama ChatGPT. Cada vez más personas están hablando con esta tecnología como si fuera un terapeuta, un confidente… o incluso algo más. Las cifras no mienten: millones de conversaciones al día giran en torno a emociones, traumas, rupturas o dilemas existenciales.

¿Por qué no debería usar Chatgpt como terapeuta?

En un mundo donde la salud mental sigue siendo un privilegio y donde la soledad emocional es la nueva pandemia, ¿es ChatGPT el nuevo psicólogo virtual? Para abordar este asunto con rigor —y un poco de miedo existencial— despejamos el primer interrogante: ¿es la IA un sustituto de los psicólogos? “Una IA no es un terapeuta. Ni lo será. Puede decirte cosas sensatas, pero no puede adaptarlas de forma real a tu historia, tus traumas, tu contexto. Es como tomarse un paracetamol cuando tienes apendicitis”, explica el psicólogo Luis Miguel Real y autor de libros como No pienses en un oso verde. Para él, hablar con una inteligencia artificial puede aliviar el caos mental en momentos críticos, pero no transforma patrones profundos. Puede acompañar, pero no confrontar:

“Y en psicoterapia, a veces lo que más necesitamos no es que nos escuchen con dulzura, sino que alguien tenga el coraje de decirnos lo que no queremos oír”.

Otro de los fallos de ChatGPT es la falta de empatía real. Una forma de encontrar comprensión y afecto falsos en un vínculo con una máquina. La psicóloga Déborah Murcia y autora del libro No soy yo, eres tú lo refuerza desde un enfoque clínico: “Puede ofrecer un entorno libre de juicio, pero no reemplaza el vínculo humano. Puede simular empatía, pero no la siente. Lo peligroso es que proyectemos en ella comprensión o intimidad real”.

Ella alerta sobre un fenómeno muy actual: idealizar un tipo de comunicación que nunca falla, nunca te contradice, nunca se agota. Es cómodo, sí. Pero también es profundamente engañoso. “ChatGPT es a la terapia lo que la pornografía es al sexo”, resume de manera contundente el psicólogo Fernando Lobato. Apelando a la necesidad que tenemos la personas de sentirnos acompañadas por vínculos reales y a largo plazo, el psicoterapeuta afirma:

“Sirve para un desahogo, puede ofrecer placer o consuelo momentáneo, pero carece de contacto real, de proceso, de vínculo. No se trata solo de poner en palabras lo que sientes, sino de tener a alguien al otro lado que sepa sostener lo que dices, incluso cuando no lo entiendes tú”.

Un espejo amable (pero vacío)

En la era de las relaciones líquidas —como diría Bauman—, una IA puede parecer un vínculo seguro: no se va, no te contradice, no te deja en visto. Pero tampoco te conoce, no te elige, no arriesga nada. Es un espejo programado para responder. No es otro con quien construir algo. Y ahí está el problema: confundimos contención con conexión. Nos aferramos a estas simulaciones porque nos dan una ilusión de seguridad. Nos hacen sentir escuchados sin tener que exponernos. Pero cuando todo es cómodo, nada es real.

Y claro, si te acostumbras a que una IA te escuche siempre bien, sin juicio, sin demora, luego la vida real te resulta insoportable. Porque en el mundo real las personas se enfadan, se equivocan, te contradicen y, a veces, te hieren. Pero también te acarician el alma, te abrazan cuando no puedes hablar, te devuelven la fe en los vínculos. Además, el peligro de usarla de manera excesiva o como sustituto del esfuerzo que se debe realizar relacionándonos con el otro, trabajando o estudiando. Si dejamos en manos de la IA todas esas tareas “debilitamos nuestra memoria y reducimos la capacidad para pensar críticamente y resolver problemas de manera independiente”, explica la Real Academia de Medicina Española.

Relaciones IA: el espejismo afectivo y a medida gracias a novios virtuales

¿Y qué hay de las apps que prometen relaciones perfectas? Replika, Romantic AI y otras tantas han hecho de esto su modelo de negocio: vender compañía emocional personalizada, sin conflicto, sin espera, sin riesgo. Un Tinder sin rechazo. Un amor sin fisuras. “No son el problema, pero pueden convertirse en una trampa. No hay relación sin fricción. Idealizar la pareja sin conflicto nos aleja del amor real y nos infantiliza emocionalmente”, cuenta Déborah Murcia. Fernando describe estas aplicaciones como una forma más de anestesiarse emocionalmente. Estas relaciones sin aristas nos convierten en consumidores de afecto a medida. Y cuando el algoritmo responde mejor que tu pareja, cuando el vínculo real implica trabajo y el virtual te lo da todo fácil… ¿cuál eliges?

Señales de alarma (que no queremos ver)

Todos coinciden en lo mismo: sentirse comprendida solo por una IA es una señal de alerta. Habla de una desconexión emocional profunda. De vínculos rotos, miedo a la exposición, o expectativas distorsionadas sobre lo que significa compartirte con alguien. La verdadera escucha, la que transforma, es aquella que te ve entera. La que está al otro lado de una mirada humana que no siempre acierta, pero que te acompaña igual. La que no responde perfecto, pero sí responde con verdad. Luis Miguel Real lanza un mensaje compasivo pero que invita a mirar hacia dentro:

“No te juzgues, pero no te conformes. Si una IA te calma, eso significa que tienes algo que decir. Pero no es ahí donde debe quedarse”.

¿ChatGPT es o será el fin de los psicólogos?

Según los profesionales: no lo es ni lo será. Como dice Deborah Murcia, “la terapia es otra cosa. Es vínculo. Es historia compartida. Es confrontación y reparación. ChatGPT no te va a mirar en silencio cuando te rompes. No va a recordar lo que le contaste hace tres semanas. No va a notar que hoy hablas más rápido porque estás nerviosa”.

“La terapia no es un recetario. Es un camino único e irrepetible, con alguien que te acompaña con humanidad. Y eso no lo hace un programa”, concluye Lobato. El auge de estas tecnologías no está quitando trabajo a los psicólogos, pero sí puede retrasar procesos que necesitan hacerse con alguien real. Porque, aunque ChatGPT pueda devolverte un buen análisis o una frase bonita, no puede dar sentido a tu historia.

No, ChatGPT no te quiere. Y no pasa nada. Te puede acompañar una noche. Te puede ayudar a ordenar ideas. Puede recordarte que eso que sientes tiene nombre. Pero el amor —como la terapia— no se programa. Se elige. Se arriesga. Se construye. Y eso, por suerte o por condena, sigue ocurriendo fuera de la pantalla.

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Lun Jun 23 , 2025
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