La debutante Eléa Rochera y Alberto Olmo (El agua) son en esta ficción los mencionados Reese y Eros. Junto a ellos, Clara Chain, Mar Isern, Selam Ortega, Sara Ariño, Mirela Balić o Enrique Arce completan un reparto en el que se ha optado en su mayoría por caras muy poco conocidas. Un riesgo a la hora de vender la película que Wallace asumió. “Fue una decisión prácticamente de todo el mundo. Vimos a mucha gente, también a quien tenía más nombre, pero buscábamos al que fuera perfecto para el papel, que la pareja tuviese química. Es difícil encontrar a adolescentes que no son realmente adolescentes. Resulta complicado que no sean los que ya han hecho todo, que no cuesten millones de euros y que estén disponibles. Y, sobre todo, que lo hagan bien”, comparte la cineasta. Su aproximación a la intimidad que se ve en pantalla también resulta refrescante. No hay desnudos femeninos gratuitos y sí varios culos masculinos. “No estoy en contra de enseñar tetas, pero quería apoyar mucho a Eléa porque era su primer proyecto y me parecía superimportante”, admite Wallace con seriedad. “Quiero que los momentos de intimidad sean realistas, aunque siempre se puede intuir y nunca voy a forzar a nadie a que enseñe lo que no quiera. No lo voy a hacer. Las escenas de sexo se pueden pensar desde otro lugar”, afirma. “Lo han hecho los hombres toda la vida de una manera y yo puedo, como mujer, intentarlo de otra. Aunque soy bisexual, en realidad podría hacerlo de las dos”, reflexiona divertida.
A pesar de que Chloé Wallace, que acaba de cumplir 30, se fogueó como directora en anuncios publicitarios, vídeos musicales para productoras tan cool como CANADA o algún que otro fashion film de Vogue España, su espaldarazo definitivo llegaba durante el verano de 2023 con la citada Un cuento perfecto, la adaptación a la pantalla de una historia de Elísabet Benavent que protagonizaban Anna Castillo y Álvaro Mel. “Viví aquel boom un poco disociada. Cuando todo se crea en redes, el éxito se queda en la nube. Es verdad que venía gente y me decía cosas en persona, incluso un año y medio después, algo que me hizo y me hace ilusión y es lo más, pero aunque cuando salió fue una semana intensísima de estar pegada al móvil, no sentí un antes y después. No me cambió tanto la vida, pero sí la carrera porque de repente tengo algo sólido de cinco capítulos que se puede mostrar”, rememora. “Lo viví con ilusión, pero con Mala influencia va a ser diferente. Va a salas, tenemos una premier y va a estar llena de gente. Ya el pase de equipo fue una descarga de adrenalina. Esa energía es distinta”, apunta. “Ahora que estamos terminando el docu de Aitana, la veo a ella o a mi hermana Nicole, perfiles superpúblicos de la cantante y la actriz joven del momento, y me doy cuenta de cómo estoy en el medio viéndolo. Aitana baila en un concierto ante 40.000 personas que proyectan energía hacia ella y me pregunto cómo lo puede procesar. Al final, lo mío es casi todo digital y es diferente de gestionar”.