La manida etiqueta de multidisciplinar parece –en este caso sí– la más adecuada para definir el trabajo de la artista Clara Cebrián. La madrileña pinta, tanto en clave figurativa como abstracta; diseña objetos de uso cotidiano (suya es una regleta escarbada en piedra) y, desde hace unos meses, también compone y canta. Sorprendentemente en su caso, el origen de su modo multitarea tiene poco de planificado y mucho de accidental. “Yo no elegí el camino del arte, más bien él me eligió a mí. Nunca conseguí tener un trabajo real, pero siempre conseguí vender mi obra, así que fui hacia donde había más semáforos en verde”, reconoce sincera. Una coyuntura que le ha permitido enfocar su carrera con una actitud desprejuiciada y libre.
La artista inaugura el próximo miércoles, 15 de enero, una exposición en el recién estrenado Espacio Fugaz situado en la calle San Gregorio, en el madrileño distrito de Salesas. El nombre, Indoor Garden, ya antecede el tema de manera inequívoca: “Me interesaba contar cómo florece un jardín en invierno, cuando no se supone que debería florecer”. Un punto de partida sobre el que el visitante puede sacar sus propias conclusiones porque quizá todos tenemos un vergel personal que crece a destiempo. La muestra, que podrá visitarse hasta el próximo domingo 19 de enero, supone la vuelta de Cebrián a la capital después de un largo periplo creativo que la ha llevado en los últimos tiempos por Sicilia, México y Grecia.
