Cómo ahorrar dinero en tu boda: los consejos de una novia que se casa en 2024
Si algo he comprobado con la organización de mi boda es que los gastos no tienen fin. Incluso cuando crees tener claros tus límites, empiezan a surgir elementos que no tenías previstos y que acabas incorporando. Por eso es crucial establecer un plan, poner sobre la mesa las prioridades y, sobre todo, saber decir NO. Estos son mis consejos sobre cómo ahorrar dinero en tu boda si tienes un presupuesto ajustado y quieres mantenerte fiel a tu idea inicial.
Adapta la boda a tu presupuesto (y no al revés)
Puede parecer obvio pero no lo es y es el primer punto a tener en cuenta. Si no establecemos esto como una norma inquebrantable, es muy probable que el presupuesto se dispare. Plantear una cifra límite (ya sea un total o una cantidad establecida por invitado) te ayudará a priorizar cuando aparezcan los extras que vienen decididos a seducirte –porque, sí, esto va a pasar–. Mi consejo es que los primeros meses trabajéis en un plan por debajo del presupuesto establecido para poder asumir los gastos realmente imprescindibles con los que no contabas: si tienes que contratar servicio de limpieza o ropero, si tienes que aumentar el número de autobuses, si el catering o la finca no incluye algo que dabas por hecho… Y, si quieres darte algún capricho, mejor que lo decidas al final del proceso, cuando lo tengas todo atado.
Apuesta por proveedores locales
Este punto va dirigido exclusivamente a quienes celebran su boda lejos de grandes ciudades. Los proveedores más aclamados suelen estar entre Madrid, Barcelona y Sevilla; sobre todo, fotógrafos, maquilladores, DJs y grupos de música. Y, aunque son los primeros nombres que vienen a nuestra cabeza cuando empezamos a organizar la boda, es uno de los puntos en los que más dinero podemos ahorrar. Además, renunciar a los proveedores más famosos no significa optar por otros peores. En todas las provincias hay una infinidad de profesionales entre los que podrás encontrar los que mejor se adaptan a tu estilo, gusto y presupuesto. Solo es cuestión de buscar, pedir recomendaciones y tener claro en qué queremos gastar más dinero (y en qué no).
Es el momento de lanzarte al DIY
Personalmente, no soy muy fan del DIY; creo que hay profesionales especializados que siempre van a conseguir un mejor resultado. Sin embargo, teniendo en cuenta que una boda implica gastos infinitos, quizá puedas buscar ideas para añadir algunos detalles extra que no puedes asumir económicamente. En mi caso, como a mi madre se le da muy bien bordar, se está encargando de hacer un detalle muy especial para los invitados. También, como queríamos una decoración de mesas sencilla, compramos jarrones de segunda mano y encargamos las flores sueltas a una floristería para montar los centros el día de antes. Eso sí, no os carguéis con demasiadas tareas ya que es posible que la semana de la boda tengáis que dedicarla a resolver imprevistos (y a disfrutar de la recta final, por supuesto).
Mi consejo personal: no hagas regalos a NADIE
Aquí no me refiero tanto a tener un detalle con tus invitados sino, más bien, a regalos más especiales para personas concretas. Es comprensible que tengas las emociones a flor de piel, que vayas a sentirte muy arropada en el proceso y quieras tener un detalle con algunas personas para que tengan su momento en un día tan especial. Sin embargo, mi sensación es que se convierte en una rueda interminable. Si quieres tener un detalle con tus amigas del colegio, te verás en el compromiso de hacer lo propio con tus compañeras de universidad. Luego pensarás en esa prima con la que tienes una relación más estrecha, en tu cuñada, en las personas que han participado en la ceremonia… Al final, supondrá un gasto desorbitado y siempre tendrás la sensación de dejarte a alguien.
Olvida los extras: nadie los va a echar de menos si no están
Esta es una opinión personal y hablamos, en todo momento, de reducir gastos cuando hay presupuesto limitado. En ese caso, yo priorizaría la elección de un buen catering, una finca bonita y funcional y una fiesta por todo lo alto. A partir de ahí, todo me parece prescindible. Si te hace ilusión y cuentas con presupuesto para ello, puedes incluir algún extra en el cóctel –de un puesto de coctelería en directo a una actuación musical– o en la barra libre –desde un fotomatón a un buffet de tartas–. Sin embargo, en caso de que necesites recortar, no sufras; es cierto que hay elementos que llaman la atención de los invitados pero la realidad es que si no los incluyes nadie los echará de menos.
Eligiendo una finca bonita (y funcional) ahorrarás MUCHO dinero en flores y decoración
El lugar de celebración idóneo es el que mejor se adapta a vuestra boda. Esto es algo que os debéis grabar a fuego cuando visitéis las fincas. En mi caso, al ser una boda de otoño, presté mucha atención a los espacios interiores con los que contaban: de nada sirve elegir una finca rodeada de jardines si el interior no se adapta a las necesidades y, llegado el momento, tienes que invertir en una carpa climatizada. En este sentido, intentamos visualizar dónde podríamos celebrar la ceremonia, el cóctel, el banquete y la barra libre, poniéndonos en el peor escenario: que amanezca un día frío y lluvioso.
Por supuesto, la estética es tan importante como la funcionalidad. Si elegís un lugar bonito, que encaje con el estilo de vuestra boda, ahorraréis mucho dinero en flores y decoración. Nuestra finca, por ejemplo, cuenta con un jardín plagado de plantas y árboles donde, si finalmente podemos hacer la ceremonia al aire libre, no habrá que añadir ningún adorno.
La preboda no tiene que ser otra boda
Hacer una fiesta el día previo a la celebración oficial es una de las tendencias al alza. Es un evento que tiene sentido cuando tienes muchos invitados que se desplazan desde otros lugares o cuando la pareja procede de ciudades diferentes y este encuentro se convierte en una oportunidad para que los invitados se conozcan. Sin embargo, corremos el riesgo de convertirlo en otra boda. Si simplemente queréis orquestar algo para recibir a quienes vienen de fuera, podéis hacer algo pequeño, con la familia más cercana. En caso de organizarlo para que todos los amigos se conozcan, podéis citarlos en un bar donde tomar unas cervezas y picar algo. Intentad acotar el número invitados a la preboda y cerrar un menú sencillo. Nadie espera una celebración por todo lo alto.