Cómo planificar tu boda para que las estrellas te acompañen, según una experta en astrología
A los veintitantos, vivía en Nueva York y mi vida amorosa era bastante desastre. Al poco de salir con alguien, me obsesionaba con tener un futuro de cuento de hadas sin apenas conocer a esa persona y luego me enfadaba cuando inevitablemente no funcionaba. Era incapaz de tener citas casuales, y el estrés que me provocaba mi deriva sentimental fue una de las principales razones por las que me aficioné a la astrología. Consultaba semanalmente mi horóscopo y encargué mi carta astral –una instantánea de la posición de los planetas en el momento exacto de mi nacimiento– para intentar comprender cómo los astros influían en mi realidad. Con el tiempo, pude identificar ciertos rasgos que solían darme la lata e incluso a veces utilizarlos en mi beneficio.
Al final, terminé dedicándome a la astrología y a leer regularmente los astros a mis clientes. Empecé a darme cuenta de que muchas personas seguían patrones planetarios similares cuando alcanzaban hitos importantes en sus relaciones, como irse a vivir juntos, comprometerse y casarse. Por ejemplo, los movimientos de Júpiter y Saturno, que simbolizan el crecimiento y el compromiso, pueden señalar cómo podría comenzar una relación, transformarse o llegar a un punto crucial de «todo o nada».
Apliqué esta misma interpretación a mi propia carta astral: desinstalé todas las aplicaciones de citas y dejé mi vida amorosa en manos del universo. Si estaba destinada a salir con alguien, ocurriría, no necesitaba forzarlo. Después de cinco años y medio relativamente desiertos en lo que al amor se refiere, en febrero de 2021 tuve una cita con el que ahora es mi marido, un momento en el que los planetas se alinearon en las cartas astrales de ambos. A lo largo de nuestros cuatro años juntos, he seguido recurriendo a la astrología para comprender las distintas etapas de nuestra relación, y ha sido una herramienta útil para reconocer cuándo llegan y se van los periodos difíciles para cada uno de nosotros. A veces, esto puede llevarme a hacer demasiadas predicciones, como cuando intentaba adivinar cuándo me pediría matrimonio (por suerte, se las ingenió para sorprenderme).
Una vez que nos prometimos y decidimos el año y la estación en la que queríamos casarnos, tuvimos que encontrar una fecha que se ajustara a las agendas de nuestros seres queridos y que también fuera óptima desde el punto de vista astrológico. No creo que la fecha de la boda desempeñe un papel decisivo en el destino de la relación; lo veo más como una forma de garantizar una boda fluida y agradable, tanto para la pareja como para sus invitados. No obstante, a continuación comparto algunas consideraciones astrológicas clave que me han resultado útiles y que quizá quieras tener en cuenta a la hora de planificar tu propia boda.
Ten en cuenta la fase lunar
La fase lunar –es decir, si es luna llena o nueva, creciente o menguante, etc.– en la que cae la fecha de la boda marca el tono del acontecimiento. Los días previos a la luna nueva suelen ser los de menor energía del mes. Si celebras tu boda en luna nueva o cerca de ella, el ambiente será más tranquilo. Por otro lado, la luna nueva también es ideal para simbolizar un nuevo comienzo en la relación y para construir el siguiente capítulo de tu vida en pareja. Por el contrario, la luna llena es un momento de gran actividad y emoción, por lo que si te casas en esa época, el fin de semana de la boda será más trepidante y aflorarán muchas emociones fuertes. Sin embargo, la luna llena también es un momento ideal para reunir a la gente y ser más sociable.
Piensa en lo que traerá la temporada zodiacal
Entender las cualidades de la temporada zodiacal en la que quieres casarte también es importante. Las temporadas de los signos de fuego –Aries, Leo y Sagitario– suelen ser épocas del año más extrovertidas, en las que hay más acción. Estos meses pueden ser buenos para conseguir que los invitados se conozcan y se aventuren a salir de su zona de confort. Del mismo modo, las temporadas de los signos de aire (Géminis, Libra y Acuario) son los momentos más sociables del año, en los que es natural querer mezclarse con la gente, especialmente en grupos grandes. Por el contrario, las temporadas de los signos de agua (Cáncer, Escorpio y Piscis) suelen ser periodos más sentimentales e introvertidos. Estos meses serían buenos para celebrar una ceremonia íntima, en la que invitas a un grupo más reducido de personas con las que te sientes cómoda. Por último, las temporadas de los signos de tierra (Virgo, Capricornio y Tauro) favorecen los aspectos logísticos de la boda. Así que si quieres asegurarte de que no se pasa por alto ningún detalle, estos meses serán tu mejor opción. Sin embargo, puede que no reine el mismo ambiente espontáneo y extrovertido que en los meses de los signos de fuego o de aire.
